Hace solo unos meses, la última vez que estuve aqui, desde el coche y como copiloto, hice un par de travellings de los campos y las viñas en invierno, podadas, sin verde. Sabía que adoraba este lugar, como adoraba casi la totalidad de los lugares hermosos del mundo, que hubiera conocido o no. A pesar del día gris y lluvioso de entonces, grabé dos secuencias que necesitaba compartir con ella, en la distancia, consciente de que estaba sufriendo dolores, de que estaba en marcha la cuenta atrás, de que le arrancarían una sonrisa y la distraerían un poquito de su pequeño y limitado universo. La tecnología falló. Nunca hubo el momento ideal para mostrárselas. Las dos grabaciones seguían en mi teléfono, sin sentido, hasta que anoche decidí borrarlas. Para siempre. Sin copia de seguridad, ni icloud ni nube. Nada. Desaparecidas. Borradas.
Ojalá fuera tan sencillo borrar la tristeza...
Desde que volvì a leer blogs los ùltimos meses, no creo que sea casualidad que las que mas publican, y las mujeres que estoy leyendo y me leen, estan (estamos) pasando por distintas fases de reconstrucciòn, rupturas en las distintas fases de duelo. Dejar ir, borrar, eliminar, con tanto dolor porque no queremos dejar ir nada, pero "debemos" por nuestra sanidad mental. Las historias son tan diferentes y tan iguales en tantas cosas, que me sorprende leer y escucharme a mi en los textos, como si los hubiera escrito yo. Supongo que nos ayudamos mutuamente, hacièndonos sentir menos solas, entendiendo los distintos procesos por los cuales pasamos, me gustarìa creer eso en una suerte de causalidad, de equilibrio, de que tantas penas sirvan para crecer como personas, y tal vez pronto estar siendo felices, con nuestras amadas, solas, o con otras personas que lleguen a nuestras vidas; quien sabe, esta es una vida muy misteriosa. Una Mora por acà. Y un abrazo.
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