Me hablan de vaciar y dejar entrar. También me dicen que las respuestas están en mi. Sigo escuchando, buscando, intentando y viviendo. Con un poco de miedo, cierto. Con mucho cuidado, también. Nada de grandes decisiones, tratando de dejarme llevar, de salir del bucle, de no hacer planes de futuro, ni siquiera a corto. Y mira que es complicado en un ser tan organizado como fui yo alguna vez. Bueno, también fui metódica y perfeccionista y solo hay que verme ahora. Saltando entre matas. Nada más.
Alguien me cuenta de astros y entran al detalle. Eclipses, conjunciones y Marte juegan en mi contra. Por las fuerzas opuestas, no porque me sienta agredida. Da la sensación de que voy en dirección contraria a aquella en la que me quiere ver el universo. Y así tengo el pelo y de mi error estos lodos.
Se ha producido un reconocimiento explícito hacia algo que es, realmente, una seña de identidad. De tanto como se repite, creo que puedo decir que está científica y empírica y hasta dermatológicamente comprobado y testado. Mi sinceridad conmigo misma. Hasta el miedo, autoexigencia bloqueante y ultra castigo. Conmigo, con los míos, con los otros y los que no son míos: soy objetiva. Y dura. Implacable e intransigente. Y eso, ya se sabe, es mucho decir.
Sinceridad para todo aquello que no es una virtud, de lo que no te sientes orgullosa, del dejarse llevar, de tener pensamientos improcedentes, sin hablar de los sentimientos inesperados, por ejemplo. Soy crítica si echo la vista atrás. Me asusto mirando hacia los lados. Me aterra ver hacia adelante y proyectarme en algo y alguien que todavía no sé bien qué, quién, cómo y dónde. El por qué es más fácil: sentimientos.
Tengo que sentarme, a solas. Y escribir para vaciar la respuesta esencial ahora: qué es lo que quiero. Con eso, se trazará un camino y podré empezar a andar. Ahora todo está como detenido, en letargo, a la espera, mezclado y confundido. Quizá la respuesta sea, al final, tan simple como trazar un plan de acción y obedecerlo con disciplina. Me sobra. Como sobrada voy de miedos. Y me falta decisión para decidir dónde pongo el foco...
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