Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...

jueves, 19 de marzo de 2009

Una cosa lleva a la otra y...

Me gusta entretenerme, un poco, viendo los colores de la luz. Prefiero las transparencias, atravesarla, limpiamente. Y lo que más me gusta, después de eso, es iluminar las sombras. Me incomoda la oscuridad y en el corto lapso de tiempo que transcurre desde que cierro las luces de mi habitación y me acomodo para dormir, normalmente vuelta hacia la derecha, suelo cerrar fuerte los ojos, para ver esas luces pequeñas y cambiantes, de varios colores, que aparecen y se mueven dentro de los ojos. Tienen un nombre que no recuerdo. Tengo mala memoria para esas cosas. Para otras la tengo insuperable.

Cuando observo esas luces, con los ojos cerrados y apretados fuerte, ya no tomo conciencia de que existen las sombras, mucho menos la oscuridad, y todo es más fácil porque tampoco aparecen ni los miedos ni siquiera los temores. Solo a veces, cuando algunas escenas difíciles de películas aparecen en mi cabeza cuando voy desde el baño hasta el dormitorio, con todas las luces cerradas de la casa, apresuro el paso como si quisieran pillarme, como si me esperaran detrás de las puertas, como si el aliento de algun extraño se fuera a estrellar contra mi cuello, como si quisieran tocarme y alcanzaran solo a rozarme la piel de un brazo con una ropa ligera y vaporosa, como por descuido.

Pero eso sucede pocas veces, porque sé que los temores están en la mente, como el picor, que se encuentra en el cerebro y es inútil rascarse, porque es una sensación mental. Cuando sucede hiperventilo, además de avanzar a grandes zancadas por la casa sobre un parquet crujiente como una chocolatina rellena de arroz inflado. Y mira que al instalador, hace dos mil años, le advertí que pusiera el que quisiera y que se esmerara porque no quería crujidos, pero yo no quería parket. Nunca quise muchas cosas que luego tuve o sucedieron o las padecí. No he sido capaz de gobernar mi vida hacia algunos lugares [odio la manida frase pseudo intelectualoide de "lugares comunes" que tanto se usa ahora. La odio. ¿Significa algo, en realidad?] innecesarios y hasta indeseables. Como todo#s, imagino...

2 comentarios:

  1. Significa que siempre hay una forma bonita de llamar a las cosas.

    ¿El picor es una sensación mental? No fastidies, ahora me entero. Siempre he creído que era un dolor mitigado, de muy bajo umbral, y ahora resulta que es invención. Si actúa la lógica lo siguiente sería decir que el dolor también lo es.

    Bueno, todo tiene el por qué de su existencia.

    Esto tuyo de ir de una cosa a otra es contagioso.

    Buena mañana, señorita Sparkling.

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  2. Besooooooooooooooooooooooooooo

    ;)

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Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)

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