El paisaje, distinto, ha vuelto a pasar a mi lado, frente a mis ojos, y lo observaba con atención, a pesar de conocerlo bien. No podía dejar de pensar en unas trescientas cosas que llenan mi agenda de tareas pendientes y ocupan espacios en mi memoria, así que dejé de observar accidentalmente en un par de momentos y me asaltó el miedo a perder el control, a que todo quedara en el aire, a que los planes desaparecieran y los hitos inminentes dejaran de llegar. Me cuesta seguirles el ritmo a las maletas que debo hacer estos días y ni se me ocurre pensar en la que debe solucionarme dos líneas horizontales de calendario, seguidas. Queda demasiado lejos y, sin embargo, está ahi. Tan esperadas y previsibles, tan pensadas y definidas. Quizá no tanto. A ratos, como por descuido, sí. Eso sí. Y de pronto. De pronto a una le entra el pánico y recuerda que estamos en la repetición de algo que ya fue, de sensaciones idénticas, de eso que te prometiste a ti misma que jamás, jamás, sucedería. Y fíjate. Lo que hizo bajar miradas, generó recelos y cambió mundos, eso, ha vuelto, aunque solo sea parcialmente, como en embrión, proyecto. Pienso serenamente, a veces, en ello. Y trazo planes. Y tomo decisiones rotundas, definitivas, frías. Me crezco con mi autoridad. Cuando me siento helada, cuando pasaron algunos minutos y parece que regresaron las normalidades de siempre, las de cada día, todo se esfuma. Todo eso se derrumba de repente, sin querer, por un pensamiento, una palabra escrita, una voz invencible. Nada es comprensible, ahora. Has dejado de fiarte de ti misma y te reprochas, contínuamente y a deshoras, el camino que has tomado, que te han tomado, el que te hicieron tomar, al que te empujaron. Abocada, invadida. Ya ni sé, con precisión. Solo sé que me encuentro, solo sé dónde estoy y quisiera que hubieran pasado unos meses para poder saber en qué he terminado, cuándo libré las batallas y en qué situación quedó mi cadáver. Porque me sé perdedora, como no puede ser de otra manera, porque está escrito en algún lugar que lo tengo merecido...
Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...
jueves, 22 de julio de 2010
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- Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)
Yo se de que hablas!! Pero sabes, al final del día bien lo vale... solo date chance y espera eso que pronto te iluminará!!
ResponderEliminarEse camino te encontrará a ti
Besos!
No se acabó el tiempo de la partida Sparkling, no te puedes dar por vencida antes de que termine. Son muchas las fichas que hay en el tablero, no eres la única que hace movimientos, nunca tendrás la certeza de que todo esté perdido. Ni se te ocurra rendirte!
ResponderEliminarIgual que reconoces movimientos sabrás que todo cambia en un minuto, para arriba, que la vida es bella para arriba, que decía Mafalda.
Vuelve a mirarlo todo, verás como es distinto.
Beso, de San Viernes.
M2010: gracias por los ánimos. Okalá tengas razón... :)
ResponderEliminarLareth: ¿Mafalda dice eso cuando está subida en la báscula? ;) Gracias por el apoyo constante, encanto. Un beso, asustado.