Por el momento no tengo previsto subirme a La Bestia y dejarme caer hasta Cádiz. Que no vaya cundiendo el pánico, por favor. No por falta de ganas. Es más algo así como falta de disponibilidad y mucha paciencia. Una no se enfrenta a nuevos retos de esta magnitud cada día. A mi me ha pasado solo tres veces, contando ésta... Mucha vida a cuestas, ya. Not much, entons.
Aunque, de decidir bajar, a Cádiz o a cualquier otro sitio [hablaste de las playas de Tarifa, ¿verdad?] creo que contaría contigo y te dejaría una alforja, para poner lo justo, ahora que en este mundo clinex no hay nada que no podamos reponer en casi cualquier parte. Me han pautado una dosis de tus carcajadas cada 8 horas, para mi salud mental.
Descartados los países árabes, por razones obvias ya referidas en anteriores post, a los que me remito para evitar hacer innecesariamente extenso éste de hoy, nos quedarían mundos civilizados o en desarrollo, algunos paraísos turquesa, cordilleras, valles y masías deshabitadas en temporada baja, hoteles con encanto y algún barco en el que cargarlo todo y que pudieras practicar la lengua de tu infancia, la misma que siempre pensaste que nunca te sería útil. Y mírate hoy...
He ganado mi partida de futbolín 5 a 3. Golazos, de los de verdad, lanzados con toda la fuerza de la muñeca derecha desentrenada, liberando un poco de todo, a lo detox, muy verde, porque la energía debe fluir hacia afuera, de abajo arriba, con fuerza y ganas. Todas las cosas deben salir porque, si se quedan, malignizan. La peor cosa de todas las cosas es la pena, por ejemplo. O la ira. Sí. La impotencia y la frustración tampoco son tontería. Y cada una tiene su lugar y hay que moverlas, removerlas, para que no se encallen, para que no aniden o colonicen, no se instalen. Y el día que es demasiado tarde ya es eso: irreversible. Te ingresan y te cuida gente en bata verde o blanca. Horror.
Me gustan las personas que van de frente, que se escuchan en sus silencios, intentan comprenderse y buscar los motivos de ser quienes son. Hoy. No me gustan los cobardes, quienes lo quieren todo, a cualquier precio, cargando con su egoísmo, sin mirar a ninguna parte, dejando atrás. La vida ya nos desequilibra suficientemente y no hacen falta más: me gusta poder confiar, saber que las presencias son estables y cada cual carga con su propio proceso de búsqueda, haciéndose compañía. Me gustan mucho las buenas personas. Son una de mis debilidades.
Nuestro problema es que creemos que tenemos tiempo. La frase no es mía pero la tomo prestada un rato. Y no es así. Me remito a la física cuántica para valorar que la vida es un momento, imperceptible en el concepto de Tiempo, esencial para nosotros. He decidido no perderla [la Vida, malgastándola]. He resuelto no perderlo [el Tiempo, escaso y lleno de posibilidades]...
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