Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...

jueves, 19 de junio de 2025

Me habrás quedado pendiente, me habrás faltado...

Me habrás quedado pendiente… Al final. 

Tú y darte un beso para saber a qué sabes. 

Y abrazarte, para que me devolvieras el abrazo y saber cómo te gusta que te abracen. Tocarte la piel. Olerte. 

Me habrá quedado pendiente hacer algún plan contigo, compartir proteína, volver a verte. Hacer deporte, ganarte a las palas y tirarme a la arena sin dar bola por perdida. 

Y viajar. A cualquier lugar, seguramente a Grecia. También. 

Conocer a tu familia. Y a tus amigos. 

Presentarte a la mía. A los míos. 

Conducir y darte la mano. Cantar a gritos y bailar sentadas en el coche. Alegres. 

Ver cómo se te riza el pelo con el salitre, tu piel bronceada y preparar ensaladas en cualquier cocina. Verte despeinada en la cubierta de un barco, en bikini, con un pantalón corto de lino blanco. 

Enviarte el último mensaje diciendo que apago, que el avión está rodando por la pista. Y que recibieras el primero, al aterrizar. 

Me habrá faltado disfrutar de ti, de tu manera de amar, de pasar horas en horizontal en cientos de camas de hotel y mirarnos en silencio, largamente. 

Bañarme desnuda en cualquier playa contigo y tomar el sol. Que pusieras banda sonora a nuestras vidas. Con ese gusto casi siempre exquisito por la música.  

Enseñarte los rincones en los que crecí y las piedras de una casa que, como losas, cargo a solas en mi espalda. 

¿Sabes? Me habrá quedado pendiente tomarte de la mano y llevarte a algún lugar, preparar una escapada o unas vacaciones muy lejos, donde a mí me gusta estar, sin cobertura, sin poder cerrar la boca ante la belleza natural de países lejanos y nuevos. 

Cederte la ventanilla en los aviones y dormirme apoyada en tu hombro derecho. Darte la mano debajo de la manta del avión. Y acariciarte. 

Me habrá faltado pasear contigo, ahora que hace buen tiempo. O cuando haga tanto frío, abrigadas, con las manos en los bolsillos. Tu mano derecha enlazada en la mía, dentro de alguna de nuestras chaquetas. 

Darte los buenos días, la caricia del buenas noches, abrazarte por la espalda, ducharme contigo y desayunar juntas. Leer las noticias. 

Me hubiera encantado conjugar plurales contigo, mucho tiempo, todo el tiempo, hasta el fin de los tiempos, en realidad. 

Yo quería que fueras casa, lugar seguro, puerto, ancla y sitio al que querer volver. Mi azimut. Y ser tu casa, tu lugar, tu ancla. 

Quería y quiero amar bien. Sin dar celos, sin sentirlos. Vivir tan intensamente que no me interese nadie más en el mundo (aunque seamos diez mil millones de personas). Dejar de buscar, porque ya te había encontrado. 

Me hubiera gustado mucho llenar el paréntesis del silencio (que siempre te he devuelto vacío y sordo) con un te quiero. Y verte salir huyendo o callar largamente por no saber qué hacer con eso. 

Pero me hubiera gustado y estuve a punto de hacerlo varias veces. Fui cobarde. Callé. 

Yo quería que fueras tú. Escribirte a ti. Para ti. Que me protagonizaras. Me inspiraras. Priorizarte, focalizarme en ti y en toooodo lo que había de venir. 

Cuidarte, como quien se ocupa del bien más preciado. En la salud y en la enfermedad. Libremente, porque me gustaba hacerlo, porque te gustaba que lo hiciera. Quizá a mi manera, seguramente con torpezas. Aprendiendo, ajustando, encajando. 

Hablar, explicarme, compartir, contarte, buscar respuestas contigo. Y caracolas y cristales de colores en la arena de muchas playas. 

También huyo cuando estoy asustada. También me escondo del mundo cuando pueden herirme. Es mi escondite… de los miedos y los abandonos y la soledad y el castigo. 

Menudas dos se han juntado! Una jugada del destino, ¿verdad? Y tan corta… 

Hubiera matado por encenderte el fuego y leer a tu lado, bajo una manta de cuadros, en el sofá de casa. Si. La música la ponías tú, en ese sueño. 

¿Sabes? Pensé que reunías todo aquello que alguna vez pedí. Que eras buena persona. Que eras libre. Que podríamos vivirnos sin límites ni fronteras. Con el mundo a nuestros pies, decidir sobre la marcha, marchar sin tener que dar explicaciones. 

Pero no habré podido saberlo. 

Porque nos ha faltado tiempo. Y compartir. Y una comida. Y estar en una misma habitación. Y vernos. 

Me habrá faltado acariciarte. Y mirarte a los ojos sin morir de la vergüenza. Ir a la playa. De compras, pedirte que te compres doscientos skinnys de todos los colores… 

Admirarte, verte, comunicarme contigo con sonrisas a lo lejos entre la gente. Y con algún gesto obvio solo para nosotras dos. Impresionarme con tu altura, tu presencia, tu autoridad. Tu belleza. 

Me habrás faltado, (...). Me habrás quedado pendiente. 

Me hubiera encantado, todo eso. 

Lo lamento por mi. Lo siento por nosotras. Podía haber sido una historia impresionante. Al menos en mi sueño lo era… 

Y sí. Te he querido tanto como he podido, a ciegas, sin atreverme, con miedos, haciendo lo que podía. Sin decírtelo. Sin que lo supieras.  

Pero te he querido. 

Un beso, largo, (...).

Sparkling

[Esto a mi me parece tan bonito que no he podido evitar subirlo, para que quede constancia de que puede haber sido un sueño. O probablemente no].

martes, 17 de junio de 2025

Escribo cada día, o casi...

Sí. Si puedo, escribo cada día. O casi...

Para comentar cosas así:

La semana pasada constelé la línea materna. ¿Que cómo me fue? Bueno... No sabía mucho a lo que iba y llevaba tiempo esperando el momento.

A ver cómo lo cuento...

Estuvo bien llorar a moco tendido. Es un ejercicio interesante cuando te da pudor llorar (en general) y delante de alguien (en particular, desconocida).

Al final pasas un poco de todo y hurgas allí dónde duele, porque te hace preguntas potentes. Te comes la vergüenza.

Me tuve que retrotraer tan lejos, con mi mala memoria, que afloraron mierdas varias que tenía enterradas como mecanismo de autodefensa. Desde la edad de hielo, por lo menos.

Planté cara.

Me serené. Me soné mucho. Me senté en el suelo ocupando mi lugar, habiendo dispuesto algunas almohadas que representaban a unas pocas personas de mi familia. Si las hubiera puesto a todas (a las personas), hubiera enmoquetado el suelo de parket,...

Se hicieron silencios. Hubo contacto físico. Hablamos de soledad y de personas. Pensamos. Ordené.

Salí abatida.

Y al poner un pie en el suelo, en una plaza preciosa iluminada de primavera y llena de gente, me habían mandado una canción que comienza así:

"Hoy

No me siento con ganas de hablar y me voy a esconder

No preguntes si todo va bien porque voy a mentir

Pa que te vayas tranquila y no te preocupes por mi

Hoy

Mi instinto de supervivencia se ha vuelto a dormir

El perdón se lo he dado a to el mundo menos a mi

Y el silencio que al irte dejaste retumba al vivir

(...)".

Luego te puedes seguir cortando las venas a lo largo, pero el estribillo mejora mucho el ritmo arrastrado y te empuja a mover los hombros, al principio. Luego ya sigue todo lo demás.

La canción se me metió en el alma como un aguijón y seguí llorando, por la calle.

Sollozando, diría yo.

Aunque había riesgo real de encontrarme con alguien. Con much#s.

Porque eso es lo que pasa en una plaza mayor de una pequeña ciudad, capital de comarca, en esta época del año...

Esa canción se ha vuelto mi banda sonora. Y la escucho en bucle cuando tengo un momento. Y cuando tengo unas horas, también...

Soy una puta nostálgica...

Sí, señoras. Y una inconformista. Y alguien que siempre mira hacia atrás. Que ve la hierba más verde en la otra orilla del río.

Una permanente insatisfecha.

Y, últimamente, la mujer de los túneles.

Desde que me cambiaron el coche se ha convertido un poco en un lugar seguro. Ojo, que igual me estrello con él. Es solo una sensación de seguridad.

Y aprovecho cualquier excusa para introducirme en él, poner música y dar gas por carreteras divertidas, alegre.

Luego, al cabo de un par de horas o más, llego a otro lugar seguro. De piedra, como una fortaleza con vistas.

Se ha convertido en refugio y paraíso, que a veces comparto y otras no.

Me desenvuelvo bien ahí. He conseguido el control (casi). Y la razón de ir y ser es cuidar, mantener, mejorar, embellecer. Lo que antes solía hacer con algunas personas.

Pienso que eso compensa el haberme quedado con el nido vacío, sin ascendiente ni animal de compañía.

Libre, en realidad. Sin ataduras.

¿Apetece Madrid? ¡allá voy! a por un casting. A ver qué tal...

¿Hoy es día de playa y Aperol? Pues marchando una llamada para compañía y allí estoy, en unos minutos con los pies en la arena.

¿Estoy más en modo exploración del silencio y mirar hacia adentro? pues perfecto. No hace falta dar explicaciones. Me voy.

Y así voy transcurriendo, evolucionando y adelgazando.

No sé si era mentira pero me dijeron hace unos días que tengo un cuerpo de 40 años, ahora que he retomado el ejercicio y he cerrado la boca.

No pienso que fuera mentira, pero si lo fue me alegró igual. Y a las envidiosas, que os den. :)

Y me siento estupendamente, la verdad... Lo de haber perdido casi dos tallas es un regalo...

jueves, 12 de junio de 2025

Ni cambios ni salvamentos...

La vida es divertida y desconcertante, cuando te atreves a salir de tu espacio seguro.

Hay días llenos de oportunidades, proyectos, ilusiones y diversión. Incluso deporte y personas nuevas.

Luego, están los días de luna llena, que abren y cierran cosas. Cosas, sí. Generalmente, ayudan a tomar decisiones que estaban cantadas pero que por cobardía nadie visitaba. Total.

Hay personajes peculiares, también. Personas que faltan a su palabra. Otras, que permanecen contra viento y marea a tu lado (me siento segura).

De todo se aprende. A veces incluso enseñamos a otras personas sin imaginarlo.

También llegan decepciones, sí. Una espera de alguien que no cambiará, que lo haga. O piensa que puede ejercer de salvadora de torturas íntimas y antiguas de personas que no van a mover un dedo para comprenderse.

Pero ni cambiamos ni podemos salvar a nadie.

Eso es una falacia. Y un aprendizaje reciente.

A determinadas etapas de una vida, somos inmutables...


lunes, 9 de junio de 2025

El teléfono lo carga el diablo...

Nunca he sentido tanta paz como cuando puedo dejar mi teléfono móvil encima de la mesa, por ejemplo, sin miedo a que mi descendiente pequeña (en su momento) o mi pareja pudieran encontrar algo peligroso.

Y de esto ahora ya hace algunos años.

En su momento lo pasé mal. Porque a mi descendiente, que lo tocaba todo, podía sorprenderle alguna cosa o conversación o fotografía.

Y porque quien esté libre de culpa...

No me enorgullece alguno de mis episodios. Desde luego. Llevo años intentando rectificar esos errores, creo que con éxito, porque no se ha vuelto a repetir.

Pero, lo que decía: no tener que esconderme de nadie no tiene precio. Y vivir en paz, con la conciencia tranquila...

jueves, 5 de junio de 2025

The best is yet to come (2)... or it's coming...?

La ambivalencia y la dualidad de no saber todavía si me fastidia o me alegra recibir, por tierra, mar y aire, un alud de felicitaciones.

Si fueron 200 (que no las conté), 190 fueron vacías, por rutina, por quedar bien. Hasta ahí llego sobrada.

Pero las otras diez, llamadas telefónicas especialmente, fueron oro puro.

Ya casi no hablamos por teléfono, ¿verdad? Unas palabras y listo. Hemos cumplido, el balón está en el otro campo.

Pues ayer llamó quien debía llamar. Incluso me mandó una larga nota de voz con sabias reflexiones. Gracias. Por hacerme pensar.

De una manera o de otra os las arreglasteis para estar, conscientes de que velabais por mi desde diferentes puntos, con un interés genuino.

Me hicisteis soplar velas. Me cantasteis y me escuchasteis. Una puesta al día formal y deliciosa, ahora que hacía demasiado que no lo hacíamos.

Estoy como flotando.

Y dándole vueltas a aquella frase de que nadie debe ser responsable de tu propia felicidad.

Estoy aprendiendo, deprisa. Lo estoy haciendo bien.

Lo bueno buenísimo está por llegar... Ya veréis...

lunes, 2 de junio de 2025

Aparta que molestas...

Me importa poquísimo lo que opine la gran mayoría. De mi, también.

Pueden llamarme egocéntrica, egoica y egoísta.

Alguna vez me han atacado por ahí. Especialmente quien me hizo sentir como un excremento de araña.

Pero en una relación de pareja, me gusta ser prioridad.

Es lo que quiero ofrecer, también. Sin obsesiones. 

Pero prioridad. Porque lo primero es lo primero.

Y en estos momentos, ni mascotas ni niños pequeños ni ascendientes a quienes cuidar.

Es el punto en el que estoy. Ya he estado en esos otros puntos y mira, no me apetece.

Por eso aspiro a lo mismo.

También se le llama disponibilidad.

Y eso ya son dos palabras clave, clave...

Priorizar y estar disponible.

Lo primero porque al principio suele ser lo normal.

Pero a medida que pasa el tiempo se lanzan pequeños mensajes y generalmente son para ir dejando la relación de lado y, por supuesto, se muere. Más o menos deprisa. Con más o menos conciencia.

Quien no esté de acuerdo con esta teoría tan profunda (que no es mía), ya sabe...

Aquí está todo...

Acerca de los datos personales

Mi foto
Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)

Por si se pierde algo...

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Number of online users in last 3 minutes Number of online users in last 3 minutes