Tengo todo el día la cabeza llena de frases ideales para un post. Y se me olvidan.
Have unos meses corría, como hoy. Pero corría en la Castellana (feliz, esperando), por la estación de tren de Zaragoza (feliz y nerviosa, sudando) o por el aeropuerto de Singapur (creo; perdíamos el vuelo). Era otra forma de correr. Sigo corriendo, pero no tiene nada que ver. Ahora procuro correr despacio, aunque sea difícil de entender.
Me gusta este formato de vacaciones: aislada, lejos, sin necesidad de consensuar, haciendo solo lo que apetece, descansando mucho, pensando, haciendo ejercicio, leyendo, siendo mimada previo pago, naturalmente, decidiendo la ropa sin ningún objetivo y regresando al bungalow después de haber cruzado cuatro palabras con el maître y las camareras. Lo más importante del día puede ser elegir qué bebes en las comidas. Gran decisión. Y carraspear a solas porque la voz no se usa para nada, apenas. Y los oídos se quejan hasta de la música que pongo a veces.
Ordeno ideas y saco conclusiones. He comenzado desde bien atrás y he ido revisando mi vida, desde que era normal y perfecta, como preví una vez, hasta que la desestructuré por completo, con todos los remordimientos y la frustración posibles e imposibles. Más. Las diferentes etapas subsiguientes, las humillaciones, el sufrimiento, las lágrimas y la culpa. Ha llegado el momento de parar. No estoy lista porque no he perdonado. No estoy lista para nadie más, ni siquiera para mi. Estoy trabajando en ello pero por el momento me siento totalmente incapacitada para amar como a mi me gusta, para entregarme a fondo, construir cada día una historia nueva con planes y pensar en todo lo que puede venir y espera a la vuelta de la esquina, darle mil motivos a la vida, disfrutar de las pequeñas y de las grandes cosas, de las novedades y los lugares nunca antes visitados, de las charlas y las historias, hasta de las anécdotas. Volver a querer confiando, sin pensar a cada momento que algo puede salir mal. No estoy lista, no estoy preparada. Ni siquiera me apetece volver a ser vulnerable antes de haber podido recomponerme por dentro. No puedo soportar la idea de herir a alguien en mi estado de hoy, por desconfianza...
Porque me siento destruida, arrasada, vacía y, evidentemente, sola. Cuándo sepa el motivo de haberlo hecho tan mal y durante tanto tiempo, aprenderé de mis errores y volveré a comenzar. Pero este tramo del camino no me está resulyando tan cuesta arriba como imaginé. Cosa que no sé si debe tranquilizarme o preocupar,e...