Este era en realidad el cambio de nombre que me merezco. Tiene dos acepciones, al menos: tiburón y estafadora. Lo uso por la primera, porque Perezadepava vive cada día, lucha todos los segundos por dejar de sobrevivir y está endurecida como lava, después de todas las vidas que llenan su mochila, a sus cincuenta...
La estafa aparece como delito en todos los códigos penales de los países desarrollados y no acostumbro a cometer ilegalidades. Pero no me siento muy orgullosa de mi misma, echando la vista atrás (ejercicio que no practico, por salud e higiene mental, si puedo evitarlo), en algunos episodios de los que solo he podido extraer dos conclusiones: la promesa secreta de no reincidir y el sentimiento de culpa, que es algo intrínseco en la educación católica que recibimos en este país las mujeres de mi generación, las baby boomers.
Cambio de nick, cambio de nombre, cambio (lo único invariable) de forma de ser y de sentir. Tercero en algunos meses. Aperturas y cierres de blogs, de intercambiadores instantáneos de mensajes breves, de formas de comunicación. Lo intento, procuro alejarme de los teclados y me lleno la vida, pero mi naturaleza necesita expandir, expresar, sacar hacia fuera, hacer el ejercicio de detenerse a pensar con calma y juntar letras, poco a poco, sumarlas en un juego incomprensible.
Al otro lado del mar alguien alcanzó a juntar todas las piezas del puzzle gigantesco y de pronto comprendió quién soy y me lo contó entre sorpresas. Soy alguien en medio de una vida que ha ido cerrando etapas y que ha ido madurando, como tantos, con los daños. Solo eso. Hay a quien le da pereza esta vida y me descubro cada vez más tolerante, más democrática, menos intransigente.Aquí cabemos todos y si nos organizamos bien podemos vivir felices.
Shark porque voy tomando fuerzas para ir rompiendo esas pequeñas paredes que estanqueizan los departamentos que conforman mi forma de vivir. No puede ser drástico, por supuesto. Ni todo simultáneo, claro. Hay que meditarlo despacio y elegir el momento para que el número de mentiras por minuto decrezca al máximo. Un éxito del que me siento especialmente orgullosa: la presentación en sociedad a mi descendencia de mi épsilon griega, que suma tantas significaciones para mi y que para ellos es solo la señal de mis cincuenta, de este verano tan especial y del homenaje a una hermana de nombre helénico...