Hay aqui cerca un lugar dónde trituran vehículos en desguace. Los que acaban convertidos en enormes cubos de hierro que de vez en cuando circulan por las carreteras dentro de camiones. A veces explosionan por la temperatura o los productos químicos [tóxicos y nocivos] que quedan en su interior. Y pasa entonces por mi ventana, a cámara lenta, empujada suavemente por el viento, una enorme bola blanca, de humo espeso, seguida de un pequeño estruendo acompañado de un temblor de cristales. No sé si lo había contado antes. Pero acaba de suceder de nuevo. A veces también se disparan piezas metálicas que se convierten en peligrosa metralla.
Se observa con especial interés y atención el aspecto, la cara, el cuerpo [todo, vamos] de quien hace treinta años que no ves. Se producen cruces de imagenes, que regresan [torpes e indefinidas] del pasado y las que se suceden en directo, con el sujeto en movimiento. Entrañable momento, el de oir eso de "estás igual! pero de todo!".
Cuánto hemos vivido en ese tiempo... Una vida. Por lo menos. Creo que en mi caso han sido varias... Vivir es una auténtica aventura con final triste, aunque nos empeñemos en cambiarlo por el camino. Nos vamos estropeando, nos vamos asustando y nos deterioramos un poco cada día, hasta que resultamos alguien completamente distinto. A mi, por lo menos, me gusta.
Como lo de tener planes y la cabeza llena de viajes o de paseos. Quiero verlo todo, sin excepción. Aunque lo digo porque sé que a todo no me va a dar tiempo y renunciaré a lo menos agradable. Hay golpes que sé imposibles de sobrevivir...