Cierto que han pasado muchos días completos y muchas noches. Confieso que quizá he sentido que tenía palabras que pasar por el teclado, sin muchas prisas. El plazo terminó hoy y [la perfección no existe] puedo sentirme razonablemente satisfecha. Más de ell#s que de mi misma y así lo he hecho saber, en una mesa con platos y cubiertos, al lado de la playa y esquivando manifestaciones violentas que hoy no me apetece seguir.
Me encuentro contigo en más rincones de los que me gustaría y, sin embargo, a ti te busco dónde no estás [como diría el sabio Winnie the Pooh] donde no estás; o quizá lo haga a destiempo y con la mirada ladeada. Me sienta fatal que hayas vuelto y no te hayas anunciado. Quizá precisamente porque has regresado tras deshacer tu nueva vida y tratar de construir otra. Como todo el mundo, supongo. No pretendo reprocharte eso aunque sí lo otro.
No voy a aprender a vivir de esta manera.
Permanente insatisfecha.
Nunca sabré querer, lo digo con la cabeza baja mientras me peino hacia arriba las pestañas del ojo izquierdo, un gesto que repito con frecuencia desde que me quitara las gafas, consciente de que intento poner obstáculos a mi interlocutor. Aunque solo yo sé que es algo más, fisiológico, relacionado con la longitud de esos pelos que nos protegen la mucosa ocular. Porque, naturalmente, no estoy hablando de los elementos de la interfaz de un programa que permiten cambiar rápidamente lo que se está viendo sin cambiar de ventana que se usa en un programa o menú. Claro.
Y dicho todo esto, por decir, recuerdo que no dejo de pensar en una frase que leí este fin de semana en algún lugar [un diario, probablemente] y que reza como sigue: "el amor empieza cuando decides dejar de buscar". Porque es cierto que no dejamos de mirar en todos lados y que nos mudamos de alma en cuanto aparece alguien mejor, más inteligente [en mi caso, básico], más guap# y/o más interesante. O eso es lo que percibo a mi alrededor, además del agotamiento de las parejas, para confirmar que el amor eterno dura seis meses o que el enamoramiento es una reacción química que se mantiene, máximo, un año.
Y ya han comenzado planes para los paraísos que han de venir en cuanto el sol se alce y vuelva a broncearnos en manga corta por las calles y en las playas. Qué playas...
En fin: tenías razón, Silbante: todo ha salido bien. Es bueno que alguien confíe en tus posibilidades cuando tú misma desfalleces. Miles de gracias por extrañarme por aqui y por recibirme con ilusión por allí...
And so on, and on...