Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...
viernes, 29 de mayo de 2009
Preadolescencias...
Creo que las hormonas que habitan mi casa [se desprenden de la piel de mis descendientes, por cada uno de sus poros, en silencio, como si fueran un ambientador] serán las culpables de que desaparezca...
jueves, 28 de mayo de 2009
¡Vacaciones!
Necesito mirar en qué fechas cae la semana santa del año que viene y no tengo tiempo. Estoy organizando mis vacaciones...
miércoles, 27 de mayo de 2009
Overwhelm...
¡Entre las cuentas de correo, el feisbuc y el linkedin es que no me queda día para trabajar!
Y força Barça, claro...
Y força Barça, claro...
martes, 26 de mayo de 2009
Convenciones y caramelos de vivos colores...
Ayer estuve en una reunión con un#s treinta desconocid#s (o muy poco conocid#s), sentad#s a una mesa en forma de U, de esas de convenciones, con faldones granate y un aire muy démodée. Lo he superado con la ayuda de mi familia.
La logística de la organización de tal evento consistió en tener preparado un termo de café [a mi no me gusta el café y, por otro lado, suelo acabarme lo que me corresponde; esta vez fue imposible], otro de leche, una jarra de zumo de naranja [o 100% natural o casi; exquisito], una pequeña bandeja con pastas de té [del tipo Surtido Variado de cualquier marca, incluso de las marcas blancas, también] que quedaba fuera del campo visual de los asistentes, con lo cual se consiguió el efecto de que terminara [la bandeja] intacta. Para terminar, la mesa tenía botellas de agua y, cada dos o tres lugares con su silla, un plato pequeño [de los que se colocan debajo de las tazas convencionales] con algunos caramelos de colores envueltos individualmente en papel transparente.
Parecía que mi colega de la izquierda, con quien me tocó compartir platito, competía conmigo por los de anís, que ayer eran de color azul cuasi eléctrico. ¡Qué manera de triturar los caramelos duros para que no se los quitara!
No me gusta que me quiten los caramelos de la boca. Es como ponerte la miel en los labios...
La logística de la organización de tal evento consistió en tener preparado un termo de café [a mi no me gusta el café y, por otro lado, suelo acabarme lo que me corresponde; esta vez fue imposible], otro de leche, una jarra de zumo de naranja [o 100% natural o casi; exquisito], una pequeña bandeja con pastas de té [del tipo Surtido Variado de cualquier marca, incluso de las marcas blancas, también] que quedaba fuera del campo visual de los asistentes, con lo cual se consiguió el efecto de que terminara [la bandeja] intacta. Para terminar, la mesa tenía botellas de agua y, cada dos o tres lugares con su silla, un plato pequeño [de los que se colocan debajo de las tazas convencionales] con algunos caramelos de colores envueltos individualmente en papel transparente.
Parecía que mi colega de la izquierda, con quien me tocó compartir platito, competía conmigo por los de anís, que ayer eran de color azul cuasi eléctrico. ¡Qué manera de triturar los caramelos duros para que no se los quitara!
No me gusta que me quiten los caramelos de la boca. Es como ponerte la miel en los labios...
lunes, 25 de mayo de 2009
Faros y símiles...
Voy a dejar esta silla, este lugar, por unas horas, en breve. Y hoy no quería que este espacio quedara en blanco, quizá porque quiero dejarlo todo en orden antes de volar, como siempre, porque solo tengo un breve pensamiento que escribir. No mucho, en realidad.
Hay momentos en los que me siento como esos faros que a veces llegan a nuestras pantallas, instalados en medio de un mar embravecido, con olas de muchos metros de altura y espuma blanca; son imagenes de aislamientos y miedo, de humedad y viento, de agua salpicada por todas partes, también en el alma. Lugares que piensas que no resistirán la fuerza del mar, rodeados de azul oscuro, casi negro, y de toda la soledad. Hubo un verano en el que, después de quince días rodeando la isla en coche, la única nota de color para nuestro ánimo decaído, vino por un faro [naranja y amarillo, ambos apagados] en un extremo del fiordo.
Me gustan los faros, aunque representen la soledad y el aislamiento, el temor y la resistencia, la fragilidad. A la vez. Aunque no me gustaría tener que escoger uno de esos lugares para pasar la noche...
Hay momentos en los que me siento como esos faros que a veces llegan a nuestras pantallas, instalados en medio de un mar embravecido, con olas de muchos metros de altura y espuma blanca; son imagenes de aislamientos y miedo, de humedad y viento, de agua salpicada por todas partes, también en el alma. Lugares que piensas que no resistirán la fuerza del mar, rodeados de azul oscuro, casi negro, y de toda la soledad. Hubo un verano en el que, después de quince días rodeando la isla en coche, la única nota de color para nuestro ánimo decaído, vino por un faro [naranja y amarillo, ambos apagados] en un extremo del fiordo.
Me gustan los faros, aunque representen la soledad y el aislamiento, el temor y la resistencia, la fragilidad. A la vez. Aunque no me gustaría tener que escoger uno de esos lugares para pasar la noche...
domingo, 24 de mayo de 2009
Un fin de semana mágico...
Hay tiempos dedicados a una misma que a veces no llenan ninguna de las expectativas.
Ha sido inútil dedicar 48 horas a ver cómo me devolvían alegrías otros ojos, de muy cerca, de tan adentro. Y ha habido sonrisas y tiempos, abrazos estrechos y silencios necesarios, de los que no inquietan ni violentan. Ha habido letras y palabras y algún secreto, comentarios y valoraciones, aunque no imaginara que podían dar lugar a un asomo de preocupación. Hubo mares y nubes en el cielo y vientos que enredaban, por detrás, nuestros cabellos. Y sol y tanta humedad sin ninguna lluvia, con algunas gotas escapadasde alguna zona gris del cielo que nos cubría.
Hubo todas esas cosas y otras que no debo escribir, porque junto a esperanzas más intensas que nunca antes, dolerían. Y eso de ninguna manera. Más me duelen algunos silencios, la ausencia de letras, la lejanía de ciertas palabras. Y tampoco escribo esos dolores...
48 h. de calma y paz y comunión, solo rotos por algunas entradas impulsivas, incontrolables e inevitables, al final. Pero breves, también.
Hoy no hubo aviones pero sí los habrá mañana, juntos, casi superpuestos, de tan cercanos y apretados. Que quiero estar de vuelta y sentirme en casa...
Ha sido inútil dedicar 48 horas a ver cómo me devolvían alegrías otros ojos, de muy cerca, de tan adentro. Y ha habido sonrisas y tiempos, abrazos estrechos y silencios necesarios, de los que no inquietan ni violentan. Ha habido letras y palabras y algún secreto, comentarios y valoraciones, aunque no imaginara que podían dar lugar a un asomo de preocupación. Hubo mares y nubes en el cielo y vientos que enredaban, por detrás, nuestros cabellos. Y sol y tanta humedad sin ninguna lluvia, con algunas gotas escapadasde alguna zona gris del cielo que nos cubría.
Hubo todas esas cosas y otras que no debo escribir, porque junto a esperanzas más intensas que nunca antes, dolerían. Y eso de ninguna manera. Más me duelen algunos silencios, la ausencia de letras, la lejanía de ciertas palabras. Y tampoco escribo esos dolores...
48 h. de calma y paz y comunión, solo rotos por algunas entradas impulsivas, incontrolables e inevitables, al final. Pero breves, también.
Hoy no hubo aviones pero sí los habrá mañana, juntos, casi superpuestos, de tan cercanos y apretados. Que quiero estar de vuelta y sentirme en casa...
jueves, 21 de mayo de 2009
Fransé...
Le plus extraordinaire de cette vie, ce qui m'éloigne pour toujours de désespérer de la nature humaine, était là.
Je m'approche en tendant une, plusieurs coupes.
Me regarde dans les yeux -les siens son très beaux, pâles et brillants-, me dit bonjour exactement comme il l'aurait dit à quelq'un, et me remercie avec gentillesse.
Mais il y a plusieurs de choses qu'on ne peut pas racconter; c'est la perception qui se présente parmi les mots et les parôles.
Voilà la raison de mes rêves...
Je m'approche en tendant une, plusieurs coupes.
Me regarde dans les yeux -les siens son très beaux, pâles et brillants-, me dit bonjour exactement comme il l'aurait dit à quelq'un, et me remercie avec gentillesse.
Mais il y a plusieurs de choses qu'on ne peut pas racconter; c'est la perception qui se présente parmi les mots et les parôles.
Voilà la raison de mes rêves...
jueves, 14 de mayo de 2009
A vueltas con los cambios que nos provoca el tiempo...
No me refiero a nuestro aspecto externo, que también. Pero no.
Cena en lugar adecuado en el centro de la ciudad. Agradable velada con un local cuasi vacío por el partido que se está disputando de forma simultánea. Mayoría femenina, óbviamente. Aunque una mesa la ocupa una pareja mixta de muy jóvenes que no saben disimular las prisas por tener contacto, otra esté formada por un grupo de tres parejas de conocidos profesionales, otra un par de hombres que hace tiempo cruzaron la mitad de la vida y siguen manteniéndose interesantes y el resto de las mesas no me interesen.
Quizá no fue el día más adecuado, aunque en mi caso me sintiera bien. Pero no escondo que me tentó la idea de subir a casa y no bajar hasta el día siguiente. me pareció cruel después de aplazar el encuentro durante diferentes semanas. Así que deseché la subida al hogar y me lancé directamente a la barra del local en el que nos habíamos dado cita, dónde consumí sin protestar el zumo de tomate preparado peor preparado de mi vida. No soy experta en esa bebida, que casi siempre se consume en los aviones, pero eso de mezclarla con algún tipo de alcohol me pareció demasiado original y muy poco afortunado. Ellos sabrán.
La elección de la cena me tomó un tiempo extraordinario y no creo que fuera solo la indecisión. Sabía que debería enfrentarme a la conversación en cuanto dejara descubierta mi cara tapada parcialemente por una larga carta. Más me demoraba, más pereza comenzar. Comenzó a jugar con su BlackBerry y a despachar correos. Hice lo propio. me recordó que lo estaba haciendo porque yo no tenía lista la decisión. Así que, en diez segundos, tuve elegido el plato de entre los cien en oferta. Un acierto estupendo, por cierto.
Y luego un poco lo de siempre, al menos lo de tantas veces. Un repaso más o menos detenido por las novedades de l#s conocid#s comunes. Y solo excepcionalmente tengo interés porque, de tenerlo, me ocupo de mantener contacto y estar informada. En caso contrario, ¿para qué recibir noticias? por cortesía.
Devolución de momentos vividos, de recuerdos, de circunstancias que fueron comunes y ya no lo son más. Imposibilidad de recuperar lo que fue, conscientes de que nunca más será. Momentos de duda entre proceder con una remota posibilidad o dejar la vida en su lugar.
Le ví la cara cansada, las ojeras, la expresión apagada a pesar de sus intentos de transmitir buenas noticias, proyectos y planes de futuro. Incomplet#s, estamos.
Al despedir, ese pequeño miedo al calendario, al momento en que proceda el reencuentro de una cena que alguna vez ilusiona. Como proyecto que ha de llegar. En cuanto deviene inminente... ya es otra cosa...
Cena en lugar adecuado en el centro de la ciudad. Agradable velada con un local cuasi vacío por el partido que se está disputando de forma simultánea. Mayoría femenina, óbviamente. Aunque una mesa la ocupa una pareja mixta de muy jóvenes que no saben disimular las prisas por tener contacto, otra esté formada por un grupo de tres parejas de conocidos profesionales, otra un par de hombres que hace tiempo cruzaron la mitad de la vida y siguen manteniéndose interesantes y el resto de las mesas no me interesen.
Quizá no fue el día más adecuado, aunque en mi caso me sintiera bien. Pero no escondo que me tentó la idea de subir a casa y no bajar hasta el día siguiente. me pareció cruel después de aplazar el encuentro durante diferentes semanas. Así que deseché la subida al hogar y me lancé directamente a la barra del local en el que nos habíamos dado cita, dónde consumí sin protestar el zumo de tomate preparado peor preparado de mi vida. No soy experta en esa bebida, que casi siempre se consume en los aviones, pero eso de mezclarla con algún tipo de alcohol me pareció demasiado original y muy poco afortunado. Ellos sabrán.
La elección de la cena me tomó un tiempo extraordinario y no creo que fuera solo la indecisión. Sabía que debería enfrentarme a la conversación en cuanto dejara descubierta mi cara tapada parcialemente por una larga carta. Más me demoraba, más pereza comenzar. Comenzó a jugar con su BlackBerry y a despachar correos. Hice lo propio. me recordó que lo estaba haciendo porque yo no tenía lista la decisión. Así que, en diez segundos, tuve elegido el plato de entre los cien en oferta. Un acierto estupendo, por cierto.
Y luego un poco lo de siempre, al menos lo de tantas veces. Un repaso más o menos detenido por las novedades de l#s conocid#s comunes. Y solo excepcionalmente tengo interés porque, de tenerlo, me ocupo de mantener contacto y estar informada. En caso contrario, ¿para qué recibir noticias? por cortesía.
Devolución de momentos vividos, de recuerdos, de circunstancias que fueron comunes y ya no lo son más. Imposibilidad de recuperar lo que fue, conscientes de que nunca más será. Momentos de duda entre proceder con una remota posibilidad o dejar la vida en su lugar.
Le ví la cara cansada, las ojeras, la expresión apagada a pesar de sus intentos de transmitir buenas noticias, proyectos y planes de futuro. Incomplet#s, estamos.
Al despedir, ese pequeño miedo al calendario, al momento en que proceda el reencuentro de una cena que alguna vez ilusiona. Como proyecto que ha de llegar. En cuanto deviene inminente... ya es otra cosa...
miércoles, 13 de mayo de 2009
Como una moraleja, pero sin historia...
Empiezo a revisar algunos momentos de mi vida, que creí terriblemente malos para mi, y observo ahora que no fueron más que el principio de un tiempo mejor.
Me parece asombroso que lo malo devenga bueno a consecuencia del paso del tiempo y porque el tiempo, precisamente, también nos cambia...
Me parece asombroso que lo malo devenga bueno a consecuencia del paso del tiempo y porque el tiempo, precisamente, también nos cambia...
martes, 12 de mayo de 2009
Un gracias...
...te susurraré canciones mientras camino con los dedos por tu piel
mesaré tus cabellos cuando te acurruques en mi regazo
te miraré en silencio sin que me percibas, de lejos
y me acercaré por la espalda para envolverte con mi abrazo
y en silencio sabrás que te lo estoy agradeciendo...
mesaré tus cabellos cuando te acurruques en mi regazo
te miraré en silencio sin que me percibas, de lejos
y me acercaré por la espalda para envolverte con mi abrazo
y en silencio sabrás que te lo estoy agradeciendo...
lunes, 11 de mayo de 2009
La primera playa...
Una playa desierta y un sol de verano. El primer baño de mar, las primeras palas de la temporada. Largos paseos por lugares nuevos y horas de sueño. Conversación y lectura. Poder cocinar solo los alimentos que apetecen y ver que el tiempo pasa, en horizontal. Una forma de recargar de energía un organismo, dos, bajo mínimos. No se me ocurre una forma mejor, aunque el regreso empiece mucho antes de despegar y el desgaste aparezca tan súbitamente. Todo por hacer, tanto por decir, demasiado que escuchar. Se me pegan las lágrimas ajenas y me coloco en lugar de quien me las contagia. Y así es más difícil...
viernes, 8 de mayo de 2009
Teléfonos, playas y vendas...
Vivo pegada al teléfono, nexo de unión con todo [y todos] lo[s] que me mantiene[n] viva. Normalmente, ese aparato incorpora sorpresas y buenas noticias. Pero también canaliza tensiones, presiones y hasta persecuciones. Así que a veces me descubro con él en modo vibrar y asido por mi mano izquierda, como una segunda piel, y ni me he dado cuenta de que ejecutaba todas esas operaciones de manera mecánica.
Pero este fin de semana va a ser diferente. Necesito, con todo el egoísmo del mundo conocido, descansar. Y eso pasa por desconectar. Y desconectar suponoe hacerlo de todo, de todos, de todas. Sin remordimientos.
Conociéndome sé que lo consulto de vez en cuando, lo conecto. Pero no me devuelve las llamadas perdidas mientras estuvo no operativo. Y eso es un fastidio. ¿Cuántas cosas estupendas se pueden haber perdido? Así que la duda es dejarlo encendido en silencio o bien apagarlo completamente. Ninguna de las dos opciones es la que me gusta pero algo habrá que hacer. De hecho ir a la playa con el teléfono es fastidioso, al menos para mi. Pienso en tumbarme boca arriba e inmediatamente hacer entrar mi mente, mis pensamientos, en desconexión.
Nada. Nadie. Ninguna perturbación. Solo el momento y la presencia, el tacto en las yemas de los dedos y la visión, la textura de una crema de protección y la mezcla de granos de arena fina, el permanente viento y los ojos a medio cerrar, que no soportan la luz intensa. Varias veces me ha tocado padecer fotofobia por unos días. Y no es una queja. Podría ser hasta una recomendación. Experimentar con los ojos vendados en oscuro es una experiencia increíble...
Pero este fin de semana va a ser diferente. Necesito, con todo el egoísmo del mundo conocido, descansar. Y eso pasa por desconectar. Y desconectar suponoe hacerlo de todo, de todos, de todas. Sin remordimientos.
Conociéndome sé que lo consulto de vez en cuando, lo conecto. Pero no me devuelve las llamadas perdidas mientras estuvo no operativo. Y eso es un fastidio. ¿Cuántas cosas estupendas se pueden haber perdido? Así que la duda es dejarlo encendido en silencio o bien apagarlo completamente. Ninguna de las dos opciones es la que me gusta pero algo habrá que hacer. De hecho ir a la playa con el teléfono es fastidioso, al menos para mi. Pienso en tumbarme boca arriba e inmediatamente hacer entrar mi mente, mis pensamientos, en desconexión.
Nada. Nadie. Ninguna perturbación. Solo el momento y la presencia, el tacto en las yemas de los dedos y la visión, la textura de una crema de protección y la mezcla de granos de arena fina, el permanente viento y los ojos a medio cerrar, que no soportan la luz intensa. Varias veces me ha tocado padecer fotofobia por unos días. Y no es una queja. Podría ser hasta una recomendación. Experimentar con los ojos vendados en oscuro es una experiencia increíble...
jueves, 7 de mayo de 2009
Puf...
No sé qué hacer con mis rutinas, con la pereza de despertar, desayunar, dirigirme al baño, la ducha, el pelo y el suavizante, las toallas, elegir ropa y vestirme, calzarme [hace muy poco, hojeando páginas de una revista del corazón en una sala de espera vi el vestidor de una mujer extranjera que tenía más de cien pares de zapatos, treinta bolsos y miles de prendas de vestir, todas perfectamente ordenadas en estantes diseñados a medida para contener diferentes formas de objetos; y quedé impresionada], pasar a saludar a mi ascendente para confirmar que está todo en orden, bajar al parking y comenzar a conducir... Me da pereza hasta pensarlo, escribirlo. Y se me cierran los ojos. Se me cierran...
martes, 5 de mayo de 2009
Títulos militares y ansiedad azul...
Creo que se llama Capitan. Y es una de las ascensiones en pared vertical más complejas. Ví un reportaje en televisión hace años y, sin ser escaladora ni montañera, esa pared se me quedó grabada. Tanto que esta noche me he enfrentado a la ardua labor de desplazarme [es que no recuerdo si subía o bajaba] por ella, sin arnés, solamente con las manos y los pies. Vale que esté en forma, pero eso me temo que es literalmente imposible de ejecutar.
Mi sueño, solo imágenes, era del tipo ansiedad porque me veía suspendida en el vacío, mirando arriba y abajo buscando una vía, atrapada en movimientos imposibles. Recuerdo que me detenía y me hablaba a mi misma con el discurso predecible: calma, seguro que hay una solución; a ver si saltando... ¿Es mejor saltar escondiendo las piernas tipo bomba o procurando estar muy recta para que nada sobresalga y reciba el impacto de la brutal entrada en el agua? No recuerdo... ¿El golpe será mortal? No, imposible saltar [abajo un mar profundo de color azul marino y la espuma resultante del choque con esa pared, muy poco atractivo para lanzarse desde esa altura; probable que las olas acabaran estrellándome contra la piedra]. La subida no es viable porque las manos no me alcanzan hasta ninguna grieta en la que agarrarme. Lateralmente el desplazamiento era imposible en una superficie tan lisa... Sin salida, por tanto.
He visto la piedra y he percibido la ausencia de olor, el color gris de diversas tonalidades y la textura, ahora rugosa, ahora lisa por la erosión. Miraba inquieta hacia todos los lugares, todas las salidas y me sentía atrapada, sola en esa inmensidad gris y azul, pensando que esperar no me iba a llevar a ninguna parte. Llegando a la conclusión de que saltar...
Llevo toda la mañana tratando de interpretar...
Mi sueño, solo imágenes, era del tipo ansiedad porque me veía suspendida en el vacío, mirando arriba y abajo buscando una vía, atrapada en movimientos imposibles. Recuerdo que me detenía y me hablaba a mi misma con el discurso predecible: calma, seguro que hay una solución; a ver si saltando... ¿Es mejor saltar escondiendo las piernas tipo bomba o procurando estar muy recta para que nada sobresalga y reciba el impacto de la brutal entrada en el agua? No recuerdo... ¿El golpe será mortal? No, imposible saltar [abajo un mar profundo de color azul marino y la espuma resultante del choque con esa pared, muy poco atractivo para lanzarse desde esa altura; probable que las olas acabaran estrellándome contra la piedra]. La subida no es viable porque las manos no me alcanzan hasta ninguna grieta en la que agarrarme. Lateralmente el desplazamiento era imposible en una superficie tan lisa... Sin salida, por tanto.
He visto la piedra y he percibido la ausencia de olor, el color gris de diversas tonalidades y la textura, ahora rugosa, ahora lisa por la erosión. Miraba inquieta hacia todos los lugares, todas las salidas y me sentía atrapada, sola en esa inmensidad gris y azul, pensando que esperar no me iba a llevar a ninguna parte. Llegando a la conclusión de que saltar...
Llevo toda la mañana tratando de interpretar...
lunes, 4 de mayo de 2009
Dudas y certezas...
A veces no todo queda circunscrito a sentimientos y sensaciones, esos que tanto tiempo me ocupan.
A veces, de pronto, la vida se torna seria y el semblante se alarga.
A veces fallan los referentes y la confianza [en ti, en mi, en la totalidad y en abstracto] se despedaza.
Hay veces en las que la vida da lecciones y te colocas en tu sitio, silente, callada. Y después somos un poco peores, al menos. Y desconfiamos, nos dolemos, absorbemos tristezas y dejamos de hablar, para observar en busca de indicios.
El sistema está mal organizado y no es que me lo parezca solo a mi. Se reconoce en la intimidad y ya no se confía y a veces te preguntas, en tu propia soledad, si obraste bien, si pudiste hacerlo mejor, si es el principio de algo todavía peor, si...
A veces los desconsuelos no son reversibles...
A veces, de pronto, la vida se torna seria y el semblante se alarga.
A veces fallan los referentes y la confianza [en ti, en mi, en la totalidad y en abstracto] se despedaza.
Hay veces en las que la vida da lecciones y te colocas en tu sitio, silente, callada. Y después somos un poco peores, al menos. Y desconfiamos, nos dolemos, absorbemos tristezas y dejamos de hablar, para observar en busca de indicios.
El sistema está mal organizado y no es que me lo parezca solo a mi. Se reconoce en la intimidad y ya no se confía y a veces te preguntas, en tu propia soledad, si obraste bien, si pudiste hacerlo mejor, si es el principio de algo todavía peor, si...
A veces los desconsuelos no son reversibles...
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Acerca de los datos personales
- spark
- Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)