He cometido muchos, en realidad. Muchos. En esta vida larga.
Me he puesto en manos de quién no lo merecía. He confiado en las personas equivocadas, me han confundido y, sobretodo, me he dejado engañar reiteradamente, de manera sostenida en el tiempo, en el número de ocasiones, en las oportunidades. He dado en prenda mi corazón para que lo mimaran y, alguna vez, lo destrozaran. Sí. Me lo han devuelto roto, alguna vez. A lo largo de los años he tenido tiempo de errar varias veces, que repetiría o no.
Pero esta mañana, a media mañana, he cometido un error grave. Un 404, en jerga informática. Un fallo monumental, por no escribir expresiones coloquiales malsonantes que encajan mejor y que todas tenemos en mente. Sí. Me he equivocado. Mucho.
En público y bajo la luz del sol. A media mañana y en plena calle estrecha de un barrio de la ciudad. De pie, mientras te abrazaba largamente, fuerte, pegándome a ti, de pies a cabeza. Cuando he introducido mi cara entre la capucha de tu chaqueta, tan suave, y tu cuello, más suave aún. Cuando te he olido y te he llenado la piel de besos. Mientras te respiraba sonriendo, recibiendo de regreso tu risa y tus labios caminándome la cara y los ojos y la boca.
Me he equivocado. Nunca debía haberme acercado a ti. Tampoco tenía que haber cedido a tu mirada. Porque desde que lo hice, a media mañana, a plena luz y de pie en plena calle, no consigo dejar de pensar que te deseo como nunca nadie antes provocó en mí estas ganas de seguir besando y abrazando y fundiéndome contigo durante horas y esta media vida que puede estar quedándome.
Intento seguir con mi vida normal [si es que lo es o lo ha sido alguna vez] pero no consigo desprenderme de estas ganas de ti que se me han quedado adheridas a los labios y que llevo conmigo desde que me dieras el primer beso...
P.S.: hoy he aprendido una palabra nueva, que me has enseñado tú: imbornal. :) ¡Gracias!