Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...

martes, 29 de julio de 2025

La despedida o un cuento triste...

Todos los marcadores tumorales habían salido mal en la primera revisión.

La doctora la miró a los ojos y negó con la cabeza. Lo siento mucho. Hemos tenido muy mala suerte...

Podían ser seis, nueve meses, quizá.

El mundo se le vino abajo, sola en la consulta de oncología de Bellvitge. 

Sabía que esa situación podía darse. Y se arriesgó, rechazando la compañía de familiares y amigos generosos y bienintencionados para que la llevaran y se sentaran a su lado o en la sala de espera.

Siempre había estado sola en momentos como ese, así que pensó que esta vez también lo estaría. Tanto si eran buenas noticias como si le anunciaban el principio del fin.

La doctora alargó la mano sobre la mesa y le acarició el dorso de la suya. Habían sido compañeras tantos años en el hospital, tantas guardias juntas...

Se secó las lágrimas después de escuchar lo que ya sabía: podríamos probar un nuevo tratamiento, pero... Déjame hablar con el equipo y te digo algo pronto... No te desanimes, Sofía, por favor. Te necesito fuerte...

No dijo nada y la abrazó tiernamente unos segundos, mientras se iba recomponiendo para enfrentarse al pasillo, al mostrador en el que estaban algunas de sus antiguas compañeras, con los ojos hinchados y una sonrisa falsa, como prestada.

Mientras volvía a casa en el autobús, lloraba mirando a través de la ventanilla paisajes urbanos, anuncios, coches en varios carriles, gente hablando. Un grupo de estudiantes bromeaba, se empujaba y reía a carcajadas, a su lado.

La felicidad ajena es un insulto cuando estás triste. Y molesta.

Se dio cuenta de que ese verano iba a ser el último en el que mantendría aún la salud dignamente antes de que la decadencia y la decrepitud la encerraran en casa, unos pocos meses después.

Pensó en que quería aprovecharlo y se preguntó con quién. Dónde. Haciendo qué.

Ninguna de esas preguntas era banal. Y todas las respuestas difíciles.

También pensó que quería hacer una lista al llegar a casa. Con los nombres de todas las personas de quien quería despedirse personalmente.

Haría varias columnas: cita breve para un café, un fin de semana, llamada telefónica. 

Ya vería...


viernes, 25 de julio de 2025

El refugio...

Hoy el post podría solventarse con una frase.

La vida es mutable, inesperada y sorprendente.

Fin.

Pero no.

Hablo de las sorpresas emocionales, de vacíos breves que se vuelven a llenar. De tristezas profundas que mutan a felicidades fugaces. Pero que llenan igual. Aunque sea tan brevemente.

Hay cosas inexplicables para mí, en relación con conexiones ultra intensas con personas a quien conoces muy poco.

¿El hilo rojo?

¿Relaciones cósmicas? ¿kármicas?

¿De otras vidas, y nos detenemos en aquello de la reencarnación?

Pues respuestas no tengo, hoy. Tengo preguntas.

Sería precioso que alguien ayudara con esto y nos contara por qué esa sensación de conocer a un desconocido, por qué hay pieles que engullen de placer mientras otras repelen, por qué hay olores que nos gustan la primera vez...

Estoy rosa.

Un cóctel de dopamina, oxitocina y bla bla bla. Mi cerebro está de fiesta mayor, mi paciencia al límite.

Esto hace meses que dura y no veo el momento de sumergirme en un refugio y que se nos detenga el tiempo...

jueves, 24 de julio de 2025

De paraísos turquesas y respuestas desbloqueadas...

¡Qué difícil sentarme hoy a contar lo que tengo instalado en la garganta desde hace tantos días!

Quiero contar que hice el viaje de trabajo más largo y bonito e inolvidable de mi vida. No me puse enferma, estuve en el paraíso y sigo impactada, en general.

El país, nuevo, desconocido, magnífico y muy extraño para nuestro sistema económico y político.

Con lo que me interesa ahora la geopolítica, he disfrutado como nadie, todos los días. Me sentía exultante y privilegiada y era consciente de que a partir de aquí viene la bajada. Fuerte. Pude conocer y estar largos ratos con diplomáticos y bancarios de alto nivel que me contaron las realidades ocultas, las expectativas, cómo viven y afrontan la falta de cambios.

El viaje cerró en playas de ensueño que no existen en circuitos turísticos abiertos y públicos. Están reservadas a la oligarquía local y a algunos, muy poquitos, turistas especiales (que ya lo han visto todo, que no tienen límites presupuestarios, de exquisito buen gusto, muy exclusivos,...).

Hablamos de islas sin coches y arena de playa como pavimento, para caminar descalzos por las cuatro calles bien contadas y un par de plazas que conforman la aldea, a la que llegas en avioneta, bajas a pie y accedes andando, tras un brevísimo paseo, a la posada en la que te vas a alojar.

Agenda impecable. Te conducen, te llevan en volandas, todo organizado, seguridad máxima de coche blindado y chófer armado. De hecho, tuve una metralleta militar en manos de un chaval de 20 años a dos dedos del cristal de mi ventana, en un control rutinario e intimidatorio de los que ahí son normales.

Anécdota eterna. Como otras tantísimas.

Este lugar ha desplazado claramente los otros dos paraísos que antes ocupaban el número uno de mis destinos preferidos y recomendables a quien preguntase. Claramente y sin dudas ni fisuras. Hay que ir al menos una vez. Y yo ya estoy deseando volver.

Pero en realidad hoy vengo a hablar de emociones, ¿sabes? que todo eso está muy bien, mucho, y fue un privilegio. Pero necesito otra cosa.

Aunque la magia de la terapia de escribir, como sabemos todas, viene de dejar rastro aquí de emociones y sentimientos. Míos, generalmente.

Parece mentira que, a pesar de mi edad y de las cientos de conversaciones y de pensadas que ha habido antes de anteayer sobre el mismo tema, salieron nuevos puntos en mi última charla en busca de respuestas. Nuevos puntos, a estas alturas. Brutal e interesante.

Nuevos recuerdos (muy antiguos) desbloqueados. Una trona, largas bañeras, castigos en los que la soledad era la moneda de cambio. Siempre en soledad, siempre buscando y reclamando la compañía de alguien. Una niña que levanta la cabeza en busca de la atención de los adultos altos, que no la miran.

Una herida abierta de abandono. Inseguridad. Tristeza.

Lo interesante viene cuando repetimos patrones. Parece que los amores plácidos no me interesan. Que aprendí a amar lo complejo, aquellos por los que hay que luchar, en los que hay riesgo de pérdida.

Podría ser que mi idea del amor romántico viniera de la manera en la que vi amarse a mis padres. Luego todo se torció y la pareja idílica se tambaleó. Discutían, también.

Y yo huía del conflicto, de las diferencias y los silencios.

Y a mi me ha ayudado encontrar esas nuevas respuestas, aunque pueda parecer extraño.

Siempre las busco (las respuestas), y las explicaciones y entender el por qué de los conflictos. Y alguna cosa nueva he tenido.

Pero bueno, la verdad es que estos últimos tiempos están siendo convulsos, aunque tengo planes B, hojas de ruta y propósitos de año nuevo, a pesar de que solo sea julio...

Yo soy así. Empiezo el curso cuando me apetece. Y me pongo el mundo por montera.

Mientras haya salud, yo voy tirando...

Aquí está todo...

Acerca de los datos personales

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Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)

Por si se pierde algo...

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