Anoche me acosté temprano. Por fin. Y es que tenía una cita con el tercer Millennium desde hacía demasiado tiempo. No me gusta dejar nada a medias y confieso que se me resistía, hasta más de la mitad. Pero ayer, que estaba enfadada con media humanidad [la otra media no me había hecho nada, así que no tenía por qué estarlo], se acabó. Sigue en mi mesilla de noche [que es casi más alta que yo, donde se amontonan otros libros, a la espera] porque voy a prestarlo, como sucediera con los otros dos y como han hecho conmigo misma. Ahora intento recordar qué otra lectura tengo en ese montón, esperando, y ni uno solo me viene a la memoria. Qué horrible hacerse mayor. Así que esta noche va a ser una sorpresa.
Anoche estaba enfadada contigo, pero tú no lo sabrás nunca. He conseguido esquivarte y que no detectaras las decepciones que estoy coleccionando en estas últimas semanas. Un enfado a solas es, efectivamente, menos enfado. Un cincuenta por ciento menos, por lo menos... No hubo fiesta en la casa de al lado y hacía mucho frio en la habitación pero, como soy mujer de recursos, me tapé hasta muy arriba de forma que solamente sobresalía la nariz, los ojos, la frente y la parte superior de la cabeza. Y cerré los ojos para entrar en calor y pensé en ti y en mi voz triste, como intentando convencerte de que te quedaras, que ninguna otra oferta me igualaba y que tú lo sabías. Pero lo que yo ignoraba era que todo está lleno de paraísos y que es cuestión de un poco de suerte y otro poco de paciencia, unido al gran movimiento requerido. A casa no van a venir a buscarte.
Anoche creí que habías encontrao el tuyo, de paraíso. Créeme si te digo que me alegra saberlo y tenerte en orden, en cualquier parte y lejos, pero bajo control. Y es que hoy me han vuelto a recordar que el enamoramiento dura entre 12 y 18 meses, digan lo que digan. Ese es el amor eterno que l#s enamorad#s solemos prometernos. Vaya eternidad. A pesar de que el cariño, el querer continúen, claro. Pero son cosas distintas. Y he pensado que llevas mucho más que eso apalancada en tu vida nueva y yo también, instalada en la mia. Quizá hayan surgido fisuras o se haya precipitado la ruptura. No me lo pregunto. Un desasosiego...