Ayer se publicó en el diario una historia preciosa. En portada. Acostumbrad#s a tanta mala noticia, a sentir vergüenza ajena y a sobrevivir cabread# e indignad#s, me sorprendió y me entretuve en leer el reportaje completo.
Una señora viaja en un autobús. Otra señora, desconocida, la observa largamente. Ésta última anota algo en un papel y, antes de bajar, con prisas, se lo entrega diciendo que no se asuste pero que urge que se haga unos análisis porque tiene las facciones alteradas y podría ser que...
Dos meses después le extirpaban un tumor cerebral, tan pequeño que apenas había comenzado a manifestar sintomatología, aparte de esos pequeños cambios faciales.
La señora del autobús, como así se conoce en los hospitales de la ciudad a quien acudió a visitar a diferentes especialistas hasta que fue operada, buscaba a su ángel de la guarda para agradecerle que le hubiera salvado la vida.
He escuchado esta mañana que se han encontrado. Es una especialista en la materia que, de momento, no ha dejado apellido.
Esa historia me hizo pensar en l#s extrañ#s con los que nos cruzamos, en la importancia de nuestra vida en la calle, en los exteriores. Y en la historia de un osteópata que se enamoró de la forma de andar de una mujer. La siguió durante meses, interpretando sus movimientos por la calle, sin que ella supiera nada. Un día comenzaron a hablar, como por casualidad, vivieron una historia de amor que tuvo un final feliz. Ya no están juntos...
Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...
miércoles, 28 de octubre de 2009
martes, 27 de octubre de 2009
Bufff....
He aprendido a mirar adelante, a pesar de tener los pies amarrados a un cubo compacto de cemento gris claro, no demasiado grande. Es de la vez que quisieron tirarme al mar, con nocturnidad y alevosía. Ya. Ya sé que no es bueno que alguien se enamore tanto de ti que acabe en la planta de psiquiatría de un hospital cuando le dices dulcemente que todo terminó. O que no puedes amarle en el mismo idioma o que dejaste de hacerlo.
Miro adelante pero no puedo moverme porque el lastre que arrastro, con el que convivo es de un peso inmanejable y tampoco puedo estar en forma porque mi inmovilidad también impide eso.
Miro al frente y me sé atrapada. Acompañada y limitada, en el espacio. En el tiempo no, porque desgraciadamente me sobra. Aunque tuviera muy poco me seguiría sobrando.
Lo que yo quiero es seguirle los pasos, rehacer el camino que llevó sus restos desde la planta de psiquiatría en el precioso hospital de la ciudad hasta el cementerio y de ahí primero en coche hasta el puerto deportivo y después en un pequeño velero hasta la más próxima de las mares altas, dónde salió volando.
Miro al frente y veo el mar y como vuela y como espera, ahora que sabe que en este tiempo aprendí a amar... y es solo cuestión del tiempo que me sobra, como un castigo, como su condena...
Miro adelante pero no puedo moverme porque el lastre que arrastro, con el que convivo es de un peso inmanejable y tampoco puedo estar en forma porque mi inmovilidad también impide eso.
Miro al frente y me sé atrapada. Acompañada y limitada, en el espacio. En el tiempo no, porque desgraciadamente me sobra. Aunque tuviera muy poco me seguiría sobrando.
Lo que yo quiero es seguirle los pasos, rehacer el camino que llevó sus restos desde la planta de psiquiatría en el precioso hospital de la ciudad hasta el cementerio y de ahí primero en coche hasta el puerto deportivo y después en un pequeño velero hasta la más próxima de las mares altas, dónde salió volando.
Miro al frente y veo el mar y como vuela y como espera, ahora que sabe que en este tiempo aprendí a amar... y es solo cuestión del tiempo que me sobra, como un castigo, como su condena...
lunes, 26 de octubre de 2009
Esperanza...
Es uno de los lunes más alargados, extensos y a la vez intensos. La piel adormece tras haber revivido y en la cabeza resuenan aún las palabras hilvanadas en forma de conversaciones, de silencios, de respiraciones. Te duermes en mis brazos y súbitamente tomo consciencia de cuánto siento por ti. Te despierto y te lo cuento, porque sé que no te molesta, sino todo lo contrario. Me regalas unos abrazos larguísimos en la moche y cortos por la intensidad. Sé que mañana ni siquiera pensarás que se te interrumpió la noche y tampoco recordarás las confesiones a media voz, a medio hablar, casi callando, en una habitación familiar con la que ningún lazo jurídico nos une. Y sin embargo. Tenemos tantos destinos repasados, sumados, mejorados. Y ahora llegan de nuevo los que hay que volver a plantear, que el tiempo pasa y la imaginación está en activo, soñando y proyectando y creyendo que quizá, por fin, vaya a llegar el viaje que siempre has soñado por inalcanzable e imposible. Como tantas cosas que no entraban en los planes y al final... Y es que una nunca sabe... por eso es tan importante soñar, sin perder ni un segundo la esperanza...
jueves, 22 de octubre de 2009
Visiones...
Hoy he vivido sobrevolando el teclado, el suelo, la carretera, la elíptica, la cinta de correr, la silla y todas las superficies y lugares que tocaba. Haciendo tres o cuatro cosas a la vez, lo raro de hoy, lo verdaderamente extraordinario, es que una vocecita cercana no me haya recriminado eso de: ¿Pero qué te está pasando hoy, que te pillo un error detrás de otro? Agradezco a todos los cielos que, de momento, solo me empiece a fallar la visión de cerca. Eso es muy poco por lo que podría estar siendo. Hasta me apetece mirar gafas otra vez, después de estos años de descanso. Si estuviera segura de que iba a ponérmelas, igual me las compraba ya! Pero una pierde la práctica y ya...
miércoles, 21 de octubre de 2009
Dudas y certezas...
De repente, la fuerzas sobrehumanas se han coordinado para comparecer y ocupar cada segundo de mi apacible y pacífica existencia. No hubo tiempo para lo supérfluo de cada día, eso que acompaña, llena, da sentido y quita sinrazones. Esos detalles, las pequeñas cosas que adquieren tanta importancia, al final. Digamos, para abreviar, que respondí un correo importante, reenvié instrucciones de tipo personal y leí [deprisa, en diagonal y modo automático] algunos lugares y comentarios. Acabé con mi sonrisa pequeña, de siempre, instalada en los labios [superiores] y me gustó recuperarme, más allá de la mujer que tiene prisa por enlazar encuentros y la que también desespera en algunos pasillos, paciente para que acaben otras reuniones en las que la presencia física no se requiere. Mira que ha quedado grosero lo de los últimos corchetes. Pero es que me gusta ser así, imprevisible, a mi manera. No soy en absoluto tan seria como parezco ser aqui. Pero tampoco importa porque ese pensamiento no se le ha cruzado a nadie. Completamente a nadie. Y sin embargo todas seguimos adelante...
martes, 20 de octubre de 2009
Preguntas al vacío...
¿Qué pasa si aparecen las dudas?
¿cómo hacer con todas las ganas de recomenzar, volver a sentir nervios, percibir el deseo?
¿cómo se maneja el miedo a cambiarlo todo?
¿y los pensamientos negros en pleno insomnio?
¿se puede romper la soledad, al final?
¿qué sucede con todo lo que se ha sentido?
¿y con las promesas hechas en voz baja, con los labios pegados, interrumpiendo besos?
¿qué decirte cuando las ganas aparecen?
¿cómo contenerte, una y otra vez, cuando aprietan las prisas?
¿se puede apartar un interés por alguna novedad?
¿es posible detener el tiempo que lo arrasa todo, hasta la esperanza del futuro?
¿se suele poder cambiar la idea de que el amor eterno dura seis meses y el enamoramiento un año, a lo sumo, año y medio [aunque a mi no me salen las cuentas, con ambos plazos]?
¿qué hago con el pánico que aparece cuando pienso en repetir escenas de adioses y lágrimas y vacíos y silencios y llamadas que no marcarás, que ya no recibirás?
Dime...
¿cómo hacer con todas las ganas de recomenzar, volver a sentir nervios, percibir el deseo?
¿cómo se maneja el miedo a cambiarlo todo?
¿y los pensamientos negros en pleno insomnio?
¿se puede romper la soledad, al final?
¿qué sucede con todo lo que se ha sentido?
¿y con las promesas hechas en voz baja, con los labios pegados, interrumpiendo besos?
¿qué decirte cuando las ganas aparecen?
¿cómo contenerte, una y otra vez, cuando aprietan las prisas?
¿se puede apartar un interés por alguna novedad?
¿es posible detener el tiempo que lo arrasa todo, hasta la esperanza del futuro?
¿se suele poder cambiar la idea de que el amor eterno dura seis meses y el enamoramiento un año, a lo sumo, año y medio [aunque a mi no me salen las cuentas, con ambos plazos]?
¿qué hago con el pánico que aparece cuando pienso en repetir escenas de adioses y lágrimas y vacíos y silencios y llamadas que no marcarás, que ya no recibirás?
Dime...
lunes, 19 de octubre de 2009
Tristezas...
A veces no es necesario escribir largamente para transmitir. Otras veces una simple frase se ocupa de eso. En el caso de que una frase, cualquiera, pueda llegar a ser, a ser considerada, simple. Detrás hay un aprendizaje largo que apenas recordamos, que opera automáticamente. Como en todas las rutinas, esas que, como los hábitos, se adquieren tras 21 días de ser repetidas.
Pienso que tarde o temprano deberé seguir formándome. Luego reflexiono y tengo el convencimiento de que lo hago cada día. Quizá el momento no sea éste.
Me he detenido a observar a la familia que quedó sin madre este verano. Hay una nueva mujer ocupando el lugar de la que se fue. Ninguna relación aparente, ni con la desaparecida [ésta tan rubia, la nueva tan oscura] ni con el supérstite. Es de nuestra misma nacionalidad y aparenta haber construido una magnífica relación con los niños. Eso me ha provocado un estremecimiento. Ellos iban felices al colegio, él con expresión ausente, como aparte del núcleo de tres que caminaban a su izquierda. Me ha entristecido pensar en que todo sigue, todos continuamos y sin embargo ella ya no estará más. Sé las consecuencias de la muerte. Naturalmente. Claro que las sé. Pero no me resigno a que se olvide.
Imagino que el recuerdo anda descalzo, a oscuras y llega por la noche, cuando el sueño tarda en venir en una cama fría, sin el buenas noches, deja que te abrigue. El camino, tantos días repetido, estará plagado de pequeños rincones en los que sucedieron cosas y de grandes recuerdos de los momentos vividos. Se sobreviven...
Pienso que tarde o temprano deberé seguir formándome. Luego reflexiono y tengo el convencimiento de que lo hago cada día. Quizá el momento no sea éste.
Me he detenido a observar a la familia que quedó sin madre este verano. Hay una nueva mujer ocupando el lugar de la que se fue. Ninguna relación aparente, ni con la desaparecida [ésta tan rubia, la nueva tan oscura] ni con el supérstite. Es de nuestra misma nacionalidad y aparenta haber construido una magnífica relación con los niños. Eso me ha provocado un estremecimiento. Ellos iban felices al colegio, él con expresión ausente, como aparte del núcleo de tres que caminaban a su izquierda. Me ha entristecido pensar en que todo sigue, todos continuamos y sin embargo ella ya no estará más. Sé las consecuencias de la muerte. Naturalmente. Claro que las sé. Pero no me resigno a que se olvide.
Imagino que el recuerdo anda descalzo, a oscuras y llega por la noche, cuando el sueño tarda en venir en una cama fría, sin el buenas noches, deja que te abrigue. El camino, tantos días repetido, estará plagado de pequeños rincones en los que sucedieron cosas y de grandes recuerdos de los momentos vividos. Se sobreviven...
viernes, 16 de octubre de 2009
Io saro con te...
Quizá la lista sería larga. Lo cierto es que nunca la he hecho, ni siquiera mentalmente. Pero hay vínculos intensos, motivos y razones que nos retienen, que me unen y me mantienen atada al compromiso. Implícito, diría yo. Que si lo voceamos me asusta incluso la palabra.
Pero hay un momento especial, en el que la comunión es más intensa.
Y es que me gustas con los ojos cerrados, cuando cierro los ojos y te adivino, los labios se deslizan sobre los míos, en la humedad justa, las manos nos recorren a tientas, muy despacio.
Entretenernos, teniéndonos entre abrazos.
Los dedos jugando lentos entre los rincones de la piel que se confunde: textura, tacto, color, todos coinciden.
Sobreviene el abandono confiado, el sentimiento de que nada puede salir mal y la vida es infinita, porque nunca cambiará el escenario. Y es entonces cuando cerramos los ojos...
Pero hay un momento especial, en el que la comunión es más intensa.
Y es que me gustas con los ojos cerrados, cuando cierro los ojos y te adivino, los labios se deslizan sobre los míos, en la humedad justa, las manos nos recorren a tientas, muy despacio.
Entretenernos, teniéndonos entre abrazos.
Los dedos jugando lentos entre los rincones de la piel que se confunde: textura, tacto, color, todos coinciden.
Sobreviene el abandono confiado, el sentimiento de que nada puede salir mal y la vida es infinita, porque nunca cambiará el escenario. Y es entonces cuando cerramos los ojos...
jueves, 15 de octubre de 2009
Impossible is nothing...
Yo soy historia, palabras y secretos. Y también silencios. Tan largos a veces que me gustaría imprimirlos en papel blanco para que el volumen fuera material y pudieras creerme cuando te cuento que son solo pensamientos en voz callada. Sé que no acabas de creer que todo ande bien cuando me callo. Se te nota que tiemblas por si dudo, me planteo o hago mis balances. Y sin embargo no sabría decirte cuán pacífica es ahora mi existencia, cuánta la tranquilidad, cómo de profundo el sentimiento. Ni siquiera yo, con mis palabras jugando en combinaciones imposibles, sería capaz de transmitir nada de eso. Y me sigues mirando, con incredulidad y el temor de siempre, porque sabemos que nada es convincente cuando ya conociste el engaño, que ninguna confianza es lo suficientemente sólida cuando sabes que podemos mentir con alegre impunidad y seguir caminando. Hoy hemos sido cadáveres en la cuneta y no lo somos más. Somos capaces de reconocer que hay pequeños gestos que llegan a constituir una razón para seguir, que nos hacen sonreír, que nos demuestran que hasta los sueños pueden producirse alguna vez, más allá de todos los escepticismos disfrazados de frialdad y desinterés. Todo es posible. Todo. Porque nada es imposible. Porque imposible es nada...
miércoles, 14 de octubre de 2009
Adivinanzas...
Llevo algunos días dándole vueltas. He pensado varias veces que las pequeñas cosas que iba consiguiendo iban a permanecer como ingrávidas en el tiempo, suspendidas. Tanto determinadas cosas como algunas personas. Como si a veces devinieran certezas y mi convencimiento de su inmovilidad absoluto. Y luego los acontecimientos lo modificaron todo, el paisaje cambió, hubo ausencias. Y esos cambios pasaron a ser definitivos. Esos sí.
Luego existieron incorporaciones de otros personajes [principales, secundarios, extras] y se produjeron cambios de tipo laboral, también. De esos que jamás te imaginarías y que llegan por sorpresa, inesperadamente. Incluso todo eso volvió a cambiar, modificándome nuevamente.
Digamos que ahora una está estable en su vida nómada [que agota pero no cansa], con sus compartimientos estanco de los que llevo hablando ya algunos años, cambiando de chip y de personaje hasta cuatro veces, algunos días. Veo a mi ascendiente, a mis descendientes, este despacho, a quien me acompaña... y me asusta pensar que algo pueda cambiar, consciente de que también los cambios que me aterran son previsibles, que es cuestión de tiempo, en todos los ámbitos.
Siento miedo. Como siempre cuando me enfrento a determinados cambios. Aparece el fantasma de la soledad y me atrapa la garganta, dejándome inmóvil, en el sitio.
Y sin embargo sé que habrá cosas insospechadas, puede que incluso sigan apareciendo personas encantadoras que me resultan arrebatadoramente interesantes y atractivas.
Una estas cosas las adivina...
Luego existieron incorporaciones de otros personajes [principales, secundarios, extras] y se produjeron cambios de tipo laboral, también. De esos que jamás te imaginarías y que llegan por sorpresa, inesperadamente. Incluso todo eso volvió a cambiar, modificándome nuevamente.
Digamos que ahora una está estable en su vida nómada [que agota pero no cansa], con sus compartimientos estanco de los que llevo hablando ya algunos años, cambiando de chip y de personaje hasta cuatro veces, algunos días. Veo a mi ascendiente, a mis descendientes, este despacho, a quien me acompaña... y me asusta pensar que algo pueda cambiar, consciente de que también los cambios que me aterran son previsibles, que es cuestión de tiempo, en todos los ámbitos.
Siento miedo. Como siempre cuando me enfrento a determinados cambios. Aparece el fantasma de la soledad y me atrapa la garganta, dejándome inmóvil, en el sitio.
Y sin embargo sé que habrá cosas insospechadas, puede que incluso sigan apareciendo personas encantadoras que me resultan arrebatadoramente interesantes y atractivas.
Una estas cosas las adivina...
martes, 13 de octubre de 2009
Repetición...
Han sido tres días. Cierto. Sin embargo, ha parecido tan corto como siempre, como si hubieran sido solo dos. Y es que tampoco pudimos ser solo dos en muchas ocasiones en las que nos rodearon, nos ocuparon e incluso nos sitiaron. Se cambian planes y permanecen las sonrisas. Nada es lo suficientemente relevante para que se produzca el efecto contrario y se muten las expresiones. Hubo tiempo para todo mientras estrenábamos lugar, habitaciones, muebles y sábanas. Todo era nuevo y había que diseñar rutinas nuevas. Por eso he barrido estancias infinitas y he averiguado que a aquel tipo de madera no le sienta nada bien un producto específico; mejor el agua caliente y algo de jabón suave. Participé, como nunca antes había sido vista. Y sorprendí, que aqui no hay princesas, señoras y señores. Me tumbé al sol mucho menos de lo que hubiera querido y cerré los ojos. Hice algunos largos, a pesar de lo avanzado del otoño. Y el teléfono con noticias del norte sonó poco. No pido más. Nada más. Que se repita...
viernes, 9 de octubre de 2009
I'm not human anymore...
Veo de lejos cómo se hacen con provisiones que garantizan una supervivencia por mucho más tiempo del que desgraciadamente se dispone. Con distancia tengo convencimientos que han devenido certezas y acierto. Presiento que algo ha de cambiar. A veces me entretengo imaginando que el área del cambio será más personal. Y otras, que va a ser todo lo contrario. En cualquiera de los casos, me involucro y hasta comprometo, preparándome. Pero ahora no hay prisa. Prefiero seguir en el mismo camino, sin moverme un centímetro, consciente de lo afortunada que me siento. Y eso que va a cambiarme la estación y me pillará con sorpresa, aunque este año he decidido que el cambio de armarios va a ser menos cambio, porque seguro que la suposición no se refiere a este, precisamente. Y me temo que en invierno necesitaré la ropa de verano. Pero nada está cerrado ahora, todavía, aunque si por mi fuera tendría billetes y voucher en el cajón derecho de mi escritorio. Aunque lo hagamos sobre una plancha rectangular apaisada formada por muchas piezas móviles en las cuales se inscribes signos, letras, números y funciones, lo que hacemos sigue siendo escribir. Sin callos en el dedo corazón de la mano derecha [de ser zurdo, léase izquierda dónde consta derecha], cosa que yo agradezco porque me parecía absolutamente informativo de la profesión que una desempeña en la vida [por descarte, se podía saber que no estamos en una cadena de montaje o en tareas agrícolas y/o de la construcción, sino desempeñando labores de tipo administrativo en algún despacho, a cubierto de las inclemencias meteorológicas en esta España mia, esta España tuya, Esta España nuestra; aunque a los independentistas de por aqui les escueza tanto la canción, la frase y su contenido]. En fin. Qué cruce de historias, por favor...
jueves, 8 de octubre de 2009
Raros, extraños, anormales, diferentes...
Hay días así. Y hoy ha sido uno.
Discúlpenme si me repito, pero tengo el firme convencimiento de que en mi vida las cosas van a rachas. Incluida la felicidad. Pero no quería hablar de eso. Hoy ha tocado día de viajes. No es habitual moverse en este contexto de crisis profunda, de brecha financiera, de paralización de ventas y de contención de gasto. Eso entre otras muchas consignas que se están aplicando implicitamente. Sin embargo, antes de fin de mes me moveré hacia el norte de nuestro continente, al único país, pequeño, que combina lujo y pueblo (parezco Màrius Serra y sus adivinanzas matinales, pero a media tarde y siendo otra persona). El otro ya es para el mes siguiente y otro continente, saltando charcos, aunque esté algo indefinido.
Me han acribillado con un laser, otra vez y siempre que me sucede eso me siento más nerviosa. Como con ganas de abofetear porque toda esa energía es imposible de sacar de mi organismo. Y, junto a la falta de ejercicio, lo noto.
Tengo una sonrisa de persona idiotizada porque tengo ilusión y no me escondo ni me avergüenzo. Es así.
Ha venido una voz familiar del pasado y, evidentemente, solo quería pedir un par de cosas. Nadie llama para saber de ti... Se las daré, las cosas. No me cuesta nada hacerle las gestiones, con un brindis al sol por quienes fuimos en esos largos años y las risas que nos inventamos.
Mi felicidad va a rachas, decía. Esta está durando casi cuatro largos años. Iba a escribir plácidos pero no lo están siendo. Plácido denota algo de rutina, hastío y/o aburrimiento. Y a Dios pongo por testigo de que no los hay. Busquemos los antónimos correspondientes y this is it, como dijo aquel...
Discúlpenme si me repito, pero tengo el firme convencimiento de que en mi vida las cosas van a rachas. Incluida la felicidad. Pero no quería hablar de eso. Hoy ha tocado día de viajes. No es habitual moverse en este contexto de crisis profunda, de brecha financiera, de paralización de ventas y de contención de gasto. Eso entre otras muchas consignas que se están aplicando implicitamente. Sin embargo, antes de fin de mes me moveré hacia el norte de nuestro continente, al único país, pequeño, que combina lujo y pueblo (parezco Màrius Serra y sus adivinanzas matinales, pero a media tarde y siendo otra persona). El otro ya es para el mes siguiente y otro continente, saltando charcos, aunque esté algo indefinido.
Me han acribillado con un laser, otra vez y siempre que me sucede eso me siento más nerviosa. Como con ganas de abofetear porque toda esa energía es imposible de sacar de mi organismo. Y, junto a la falta de ejercicio, lo noto.
Tengo una sonrisa de persona idiotizada porque tengo ilusión y no me escondo ni me avergüenzo. Es así.
Ha venido una voz familiar del pasado y, evidentemente, solo quería pedir un par de cosas. Nadie llama para saber de ti... Se las daré, las cosas. No me cuesta nada hacerle las gestiones, con un brindis al sol por quienes fuimos en esos largos años y las risas que nos inventamos.
Mi felicidad va a rachas, decía. Esta está durando casi cuatro largos años. Iba a escribir plácidos pero no lo están siendo. Plácido denota algo de rutina, hastío y/o aburrimiento. Y a Dios pongo por testigo de que no los hay. Busquemos los antónimos correspondientes y this is it, como dijo aquel...
miércoles, 7 de octubre de 2009
Distance is killing me...
Es lo que tiene el deporte. Que a mi me enseña la música que se baila en las discotecas. Pedaleaba y sudaba profusamente [la humedad en estas tierras éstos últimos días es indescriptible; vamos, que no quiero describirla] y me entretenía escuchando la letra de la canción cuyo ritmo seguía [como una campeona] sobre la bici. En una de las cuestas ha sonado esta canción y me he sonreido pensando en que a mi éste título de canción/post no me afecta tanto como imagino debiera. Estoy acomodada a ella, a esa distancia, y la sé provisional. Así que nada me preocupa. Quizá porque en esta ocasión no me veo dudando constantemente, ni sospechando, ni sintiéndome funámbula en la cuerda floja, frágil. Quizá todo tenga caducidades ocultas y desconocidas. Quizá. Pero tampoco me entretengo en pensarlo. Lo cierto es que mira que pienso y de repente se me olvidó sobre qué asuntos me recreo. Desde que no paso por aqui a dejar pensamientos en letras, me olvido a mi misma, casi. Sí, creo que sí. Parece tan fácil...
martes, 6 de octubre de 2009
Silencios que empeoran...
Mi otro lugar se está abandonando a sí mismo. Mi opinión es que en estas cosas no conviene poner obstáculos que incomoden y a mi, por lo menos, tener que introducir unas cinco veces una contraseña antes de poder acceder al blog, me incomoda, me impacienta y hasta me crispa. Es por ello por lo que hace meses, cuando nos amenazaron con algunos cambios, me mudé hasta aqui. Este espacio no me parece el mejor y tengo infinito desconocimiento en este tema [y en otros muchos, también]. Pero el acceso es friendly. Y agradable. Y cómodo.
Y aqui estoy otra vez, después de unos días de silencio [interior y externo], escuchándome, porque creo que tengo mucho que decir.
Hoy he leído que Freud decía, para resumir su carrera profesional, que "los secretos te hacen enfermar".
Resisto sana, pero consciente igualmente de que he logrado un frágil equilibrio manteniendo zonas estancas, incluso para mi misma.
Y eso no puede ser bueno.
Cambio de tema, que este [valga la redundancia] me pone enferma y prefiero evitarlo.
Esta semana empezó como siempre en lunes. Pero termina distinta, porque tiene premio. Un premio de tres y complementario, porque me regalan 24 h., que espero compartir lejos y al sol. Y la ilusión, todavía, sigue siendo difícil de cuantificar. Quizá el tiempo la matiza, la suaviza, la deja un poco menos excitante, pero sigue ahí, junto con mi particular manera de hacer las cuentas hacia atrás...
Largo post, para transmitir un par de ideas. No está mal. Parece que el silencio me empeora, en más aspectos de los que venía sospechando.
Y aqui estoy otra vez, después de unos días de silencio [interior y externo], escuchándome, porque creo que tengo mucho que decir.
Hoy he leído que Freud decía, para resumir su carrera profesional, que "los secretos te hacen enfermar".
Resisto sana, pero consciente igualmente de que he logrado un frágil equilibrio manteniendo zonas estancas, incluso para mi misma.
Y eso no puede ser bueno.
Cambio de tema, que este [valga la redundancia] me pone enferma y prefiero evitarlo.
Esta semana empezó como siempre en lunes. Pero termina distinta, porque tiene premio. Un premio de tres y complementario, porque me regalan 24 h., que espero compartir lejos y al sol. Y la ilusión, todavía, sigue siendo difícil de cuantificar. Quizá el tiempo la matiza, la suaviza, la deja un poco menos excitante, pero sigue ahí, junto con mi particular manera de hacer las cuentas hacia atrás...
Largo post, para transmitir un par de ideas. No está mal. Parece que el silencio me empeora, en más aspectos de los que venía sospechando.
jueves, 1 de octubre de 2009
Feelings...
Inquieta, ansiosa, nerviosa, malhumorada, hambrienta, impaciente, irascible, molesta, incómoda. Sin ninguna razón. Solo soy esto...
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Acerca de los datos personales
- spark
- Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)