Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...

domingo, 31 de agosto de 2014

Goodbye...

Goodbye my lover...

Me pregunto cómo es capaz de cantar esta letra, esta música, sin llorar ni que se le quiebre la voz... Yo no he podido.

A veces pienso que daría la vuelta al mundo, todo entero, para sorprenderte por detrás y abrazarte por la espalda... Apoyar mi cabeza sobre tu hombro derecho, que no hiciera falta que te giraras para saber que era yo, el calor era mío y las caricias venían de mis manos.

Ahora mismo compraría mi billete de ida...

viernes, 29 de agosto de 2014

La cicatriz de Hellas...

Este está siendo el año en el que lo estrené en el sur y besando otros labios, con un jersey fino, negro, de cuello vuelto, e improvisé unas vacaciones distintas y menos deportivas, menos blancas. El del regreso a casa de mi descendiente varón, el de dejar de ser siete y que todos los papeles y los roles mutaran. El de conflictos, discusiones, decepciones y mucho llanto. El de la impotencia y la rabia y el de entender que nunca sabré amar ni dejaré que nadie vuelva a hacerlo por mi. El de sentirme mayor, por contraste, y tener que escucharlo más de tres veces, por lo menos, en dos continentes.

Este ha sido el año de la soledad, acompañada y en singular, impar, única. El año de pequeños triunfos y grandes proyectos profesionales, el de que afloraran partes de mi que no conocía, ni yo ni nadie. El año que rompí con 'Eme', el mismo en el que me rompí yo y mi ya larga vida se hizo pedazos microscópicos. El año, también, de los viajes y ausencias de mi descendiente menor, de mi diagnóstico, tratamiento y terapia retomada, después de tantos años. El de encontrar astrólogo de cabecera y entender que la búsqueda ha comenzado y que encontrarle sentido a mi vida se la va a llevar toda. El año del mindfulness, la meditación informal y los larguísimos paseos sin rumbo. El del reiki y el silencio y el viaje hacia adentro, el de los paraísos verdes y azules, las decisiones y la lenta digestión de este vacío. También el de los celos, el dolor, las mentiras, el miedo y la pérdida de la fe en el género y del interés en un especímen concreto.
Este también está siendo el año de las amistades nuevas y antiguas, el de los planes y proyectos, el de encontrar motivos y ocio de calidad, de recuperar la confianza y la autoestima [bueno... Solo un poquito. Pero queda tiempo, supongo...], el de dejar de ser nómada y liberarme de dudas, miedos, estrés e inseguridades exógenas. El de poner el foco en gente en la que pueda confiar y se interese por mis sentimientos, mi bienestar y mi corazón, como por reciprocidad y educación y cortesía corresponde. Año de ayudar a otros para ayudarme a mi misma, egoístamente, de mirar por felicidades ajenas mientras escondía mis lágrimas en los bolsillos, detrás de una sonrisa. Si, tantas veces forzada.
Ha sido el año helénico, el de la épsilon, el de no volver a verte nunca más y el de aprender a hablarte para compartir algunas de mis cosas, tú, que cuidaste siempre de mi y de mi descendencia, supliéndome. También fue nuestro año, Eme, el que tanto prometía y en el que dejamos de ser y de conjugar plurales y de hacer planes a la vez y en el mismo lugar. Año par, el 2014. Importante. De los que marca como si fueras una res.

El año que recordaré toda la vida, cada vez que vea la cicatriz en mi pierna izquierda que no quise hacerme suturar para que fuera el símbolo y el compendio de todas estas cosas que están sucediendome por dentro y por fuera...

jueves, 28 de agosto de 2014

This week...

Las heterocuriosas, las hijas, las celópatas, las locas, las dependientes, desequilibradas y heridas; las inexpertas, las recién llegadas, las maternales, las fiesteras, las aburridas, las jovenzuelas, las valkirias y las aprovechadas; las responsables, neuróticas y las chantajistas emocionales, las inmaduras o las sosas, las de intereses limitados y las sedentarias; las perdedoras, las abandonadas y las que se empeoran en lugar de adornarse un poco, las hiper femeninas, las que se meten y las psicóticas; las desconfiadas y las que te destruyen, las de corazón grande en el que cabemos muchas, las infieles y las juguetonas, las ensayistas y las que solo quieren probar, las abanderadas de la causa y las portavoces del gremio; las insensibles y las frías, las que pasan por una cama distinta cada noche [y/o cada día], las que viven para el viernes, las que no leen ni saben estar solas, las atrapadas por la familia, las que se avergüencen de mi o de ellas mismas y las que no puedan robarme una caricia con elegancia y en público y me derritan con la mirada; las que se ciegan a copas y las que no saben cuidarse, las poliamorosas y las indecisas, las que corren tras cualquiera que les preste atrnción, las faltas de autoestima y las que carecieron de figura materna; tampoco las vividoras o las superficiales, las malas personas y las vengativas; las que no saben quiénes son ni qué quieren ser cuando sean [más] mayores, las iluminadas y las capaces de transformar una mera supervivencia en alegría y en ilusión; las que necesitan a alguien para que les interprete mis posts, las que comparten sus intimidades y las mías, las materialistas y las acomodadas, las de vida regalada y las que no tienen ninguna ambición más allá de saber dónde se celebra la próxima fiesta, el lugar en el que se trepan vasos hasta el amanecer, cuando ya han perdido todos los sentidos, se acuestan en casa y en cama de cualquiera y se dan besos en la ducha, a pesar de tener un compromiso con una pobre imbécil, que ni sabe ni conoce, en la distancia...

Ninguna de todas las de este bonito catálogo [que está basado en hechos reales] es para mi. Mil gracias. 

Estoy jodida, chicas...

miércoles, 27 de agosto de 2014

Y ahora llamadme cursi, si queréis. Ya no me importa nada...

Me dicen que no paro de encontrar paraísos. Y eso me ayuda a definir el mío, a escribir el guión de mi película, a proyectar una pequeña parte de mi futuro, incierto como el de todos.
Porque hay que vivir, amigas. Hay que vivir urgentemente. Sin prisas pero con toda la intensidad. Dejar de prepararse para cuando toque. Meditar en la justa medida y solo buscar el equilibrio por si no somos capaces de emprender un nuevo día o un proyecto nuevos. Hay que echar a andar, sin pensárselo demasiado, porque el tiempo se esfuma, la vida pasa y no deberíamos dejar grandes cosas para lo que ha de venir. Estrenar las cosas, vestir las joyas a diario, abrir el vino que envejece esperando la ocasión especial.
Cada día es una ocasión especial, con mil detalles que celebrar y hay que cazarlos al vuelo, porque pasan una vez. Hay que ser valientes, dejar atrás nuestra cobardía y nuestros miedos paralizantes e imposibilitadores, que limitan.
Mi paraíso... Es azul. Estoy con el amor de mi vida y siente que es una historia sin fin. Una villa pequeña con piscina. Pasarme horas limpiando las briznas y los insectos con la red, hasta que no quede ni uno. Frente al mar, de varios azules y muy transparente. Una cocina amplia y luminosa en la que desayunar con gafas de sol, tomar un vino blanco en el aperitivo y probar los tintos del lugar, que mariden con la comida local. Un jardín verde con tumbonas y una gran terraza. Mi paraíso es una moto en la puerta, sin candado, con las llaves puestas, que esté permitido conducirla sin casco, como antes y que el viento me enrede los cabellos, ya tan largos y casi rizados, por el salitre y la humedad del mar. Es una barca a motor y no muy grande para que pueda llevarla yo, amarrada en el embarcadero de enfrente de casa, para explorar las calas de la isla (ni muy grande ni demasiado pequeña) a las que se puede llegar por mar o bien después de caminar media hora por caminos incómodos. Y dos semanas por delante. Dormir a deshoras y hacer el amor. Vestir solo un pareo. Llevar el pelo siempre húmedo y haberme quitado el reloj, los anillos, los pendientes el primer día, al llegar y convertir el lugar en mi casa (es dónde tenemos el cepillo de dientes?). Leer en silencio y escuchar música. Besar, abrazar, acariciar como por descuido. Pero con toda la conciencia y la sensibilidad. Sentarme en la terraza, a tu lado, en atardeceres naranjas, a meditar. Lo justo. Y que la mente se me escape hacia los planes y los proyectos, las ideas y las teorías, algunas conclusiones, todo lo que todavía quiero hacer. Un paseo por el pueblo por la tarde, con un vestido fino a base de azules, una cesta de playa con una tela provenzal y cremallera y unas 'espadrilles' (esta palabra francesa me encanta porque es muy descriptiva y sobretodo porque la usaba mi madre cuando yo era pequeña y ella ya era bastante mayor), comprar algo para la comida y pan de maíz o de espelta para el desayuno del día siguiente. Nada de pasteles. Correr un poco cada día, nadar y recorrer la playa descalza, justo dónde rompen las olas diminutas de la bahía, sin hacer apenas ruido. Buscar caracolas o piedras en forma de corazón, sin prisa. Dejar la mente en blanco mirando el infinito, sin dudar, con la confianza de la seguridad, sin miedos. No perderme ni una puesta de sol. Regresar a casa cogiéndote la mano y volver a hacer el amor antes de preparar la cena. 

martes, 26 de agosto de 2014

El hombre en busca de sentido. Y una mujer...

El hombre en busca de sentido. Viktor Frankl.

Encontrar una justificacion al sufrimiento, aunque sea la renuncia o el sacrificio. De eso se trataría vivir...

Hoy he terminado, por fin, después de más de un año, el libro que alguien me recomendó. Se me atragantaba. Me dolía. No podía avanzar. Pero últimamente necesito disciplina, cumplir con mis ridículos objetivos, no dejar flecos pendientes. Quizá es un clásico tan clásico que todas lo habéis leído. Pero sin pudor digo que no era mi caso.

Me ha impactado, supongo que por el momento que estoy viviendo en todos los sentidos. Pero me ha hecho reflexionar, con preocupación. Sabía que estaba tocada por la búsqueda y estoy en el camino pero no sabía que iba a ser tan complicado, lo que me espera en adelante.

Transcribo algunos párrafos que me han impresionado, verdaderamente.
"Nunca me cansaré de decir que el único aspecto verdaderamente transitorio de la vida es lo que en ella hay de potencial y que en el momento en que se realiza, se hace realidad, se guarda y se entrega al pasado, de donde se rescata y se preserva de la transitoriedad. Porque nada del pasado está irrecuperablemente perdido, sino que todo se conserva irrevocablemente."

"Mientras que la persona que ataca los problemas de la vida activamente es como un hombre que arranca sucesivamente las hojas del calendario de su vida y las va archivando cuidadosamente junto a los que le precedieron, después de haber escrito unas cuantas notas al dorso. Y así refleja con orgullo y goce toda la riqueza que contienen estas notas, a lo largo de la vida que ya ha vivido plenamente. ¿Qué puede importarle cuando advierte que se va volviendo viejo? ¿Tiene alguna razón para  (...) sentir nostalgia por su juventud perdida? ¿Por qué ha de envidiar a los jóvenes? ¿Por las posibilidades que tienen, por el futuro que les espera? "No, gracias", pensará. "En vez de posibilidades yo cuento con las realidades de mi pasado, no sólo la realidad del trabajo hecho y del amor amado, sino de los sufrimientos sufridos valientemente. Estos sufrimientos son precisamente las cosas de las que me siento más orgulloso aunque no inspiren envidia". 
       
"La libertad, no obstante, no es la última palabra. La libertad sólo es una parte de la historia y la mitad de la verdad. La libertad no es más que el aspecto negativo de cualquier fenómeno, cuyo aspecto positivo es la responsabilidad. De hecho, la libertad corre el peligro de degenerar en nueva arbitrariedad a no ser que se viva con responsabilidad".
A la misma persona que me recomendó esta lectura debo agradecerle el hecho de que me hayan dado un cargo en funciones gracias a que ella me hablara de él. Yo ni lo conocía ni, por supuesto, lo perseguía. No quiero llamarlo ambición, porque no me animó por esa razón. Pero es de bien nacidos ser agradecidos. Y aquí queda, aunque no vaya a llegar a su destinatario. Sin ella nunca hubiera sido. Simplemente. Mi conciencia y yo ahora nos sentiremos mejor. Sin duda...

lunes, 25 de agosto de 2014

Frases hechas...

Ya no me siento sparkling pero no quiero mutar en spark.
Leo que 'maduramos con los daños, no solo con los años'. Debo estar sobremadurada, como las uvas. O podrida, como la fruta.
No entendía nada en este paraíso azul. Y son las hormonas. Omito el adjetivo calificativo vasco que le pongo delante con gusto, porque los tacos escritos me dan grima (y no miedo, como el chiste del deporte de las espadas; es grima).
Te hubiera querido toda la vida. Toda. A mi manera, sin apretar, de la única forma que sé (devuélveme la vida, que dice la canción). Quería quererte y aposté al rojo. Salió negro. Necesitaba quererte dulce, pacífica y largamente, en un compromiso silencioso, confiado, infinito. Porque no quiero finales felices. Quiero historias sin fin.
Y voy enlazando mis fracasos, como mujer liana que soy. Y sigo siendo.
Visto gafas de sol azules y un vestido del mismo color y unas flip flops de colores que me acabo de comprar en el puerto porque las blancas se me acaban de romper y no era plan de matarme con la moto o resbalar en estos caminos de tierra y arena que llevan a lugares remotos dónde podría sobrevenir un infarto y dejar de estar, de ser, plácidamente.
Hubiera compartido todo lo que soy y aprendido a ser todo lo que hubiera sido, contigo.
Las gafas de sol me van estupendamente para tapar estos ojos enrojecidos por las lágrimas, que las hormonas van dictando a voluntad. Tengo muchas excusas de las buenas, para llorar. Pero he decidido caminar mirando hacia delante, sin volver la vista atrás, sin contar los meses que han pasado desde el último instante de felicidad completa, sin ver la agonía de una muerte anunciada (la física de una hermana con nombre griego, enamorada de estas islas, a quien dedico mi viaje interior y exterior. La muerte simbólica de todas las pérdidas y las desapariciones de quienes han sido importantes, cruciales en mi vida. Porque desaparecen las amantes y con ellas se van las amigas, las cómplices...). Para eso estoy limpiándome. Para eso me esfuerzo cada día, cada mañana y me convenzo de que hay argumentos y motivos y razones. Aunque sea solo para recordar algún detalle suelto de los momentos de enorme felicidad, risas cómplices, miradas a distancia, planes y proyectos, todas las caricias y los días horizontales y en ayunas. Todo eso está ahí. Y es bueno. Y regresa. Y me tengo que emplear a fondo para espantarlo y que vuelvan la oscuridad, los reproches, la inseguridad y el pánico.
La distancia es para los valientes. Solamente.
De vez en cuando pincho, a pesar del mantra que me repito a diario (cada día que pasa estoy un poco mejor, en todos los sentidos). Y nunca me han dolido prendas en descubrir mi fragilidad, mis debilidades y mis temores. Mi carta astral, mi revolución solar, son autoexplicativas y necesito comunicarme, aunque luego aqui lo lean tres gatas encantadoras a quienes en realidad mi estado creo que les importa bien poco y alguna piensa que enlazo bien las palabras y sumo letras con cierta gracia y reconocen abiertamente que nunca entienden de qué hablo. Ni de quién.
Soy una épsilon. El sumatorio de todas las cosas, de todas las personas que me han hecho ser quien soy. Para mal, me reconozco la única responsable. Ellas son solo las que han aportado lo bueno, si es que hoy, aqui, en este momento, queda algo de lo que fui... Sigo aprendiendo, cada día!
Me disculpo por este largo post improvisado que ha salido como cuando una se intoxica de marisco, expulsado violentamente, sin ningún reparo.
Llevo vagando toda la mañana. No tengo idea de cómo volver al hotel, al claustro materno, al refugio. Sigo tarareando la canción del verano. A saber: you're not alone... A Dios gracias. Nadie sabe cuánto lo valoro. Pero una cosa no quita la otra, verdad?
















Protocolo y gafas de sol...

Es una anécdota a la que se dio mucha importancia en su momento, asi que merece quedar aqui para uso de todo el mundo mas que para demostrar que yo tenia razon, cosa que no suele importarme...

Cuándo hay que quitarse las gafas de sol, os preguntaréis muyyyy a menudo...? Verdad?

Aqui la respuesta!!!

He aprendido mucho de protocolo con dos personas en mi vida. Me interesa y suelo leer lo que puedo. Intento transmitirlo a mis descendientes y es algo que detecto enseguida que me siento a la mesa con conocidos y desconocidos. Es una tarjeta de presentación, un dato más de la vida de alguien, detalles que ayudan a sentirse mejor con alguien y dicen de ese alguien.

Másteres, universidades de prestigio, apellidos y mucho mundo. Pero luego los ves y no das crédito. Ni los mejores colegios ni los padres que te han tocado ni, sobretodo, la observacion del entorno te han enseñado lo más elemental? No doblar la servilleta, limpiarse los labios antes de beber para no ensuciar la copa, jamás llevarse el cuchillo de carne o de postre a la boca, nunca chupar la cucharilla del café o no inclinar los platos para recuperar el jugo... Miles de cosas.

Entre las cuales, como recordaba, charlar amistosamente en una mesa con comensales y las gafas de sol puestas constantemente. Los ojos, hay que verlos. A no ser que tengan algo que esconder, naturalmente...

miércoles, 20 de agosto de 2014

Microrrelato de amor...

Siempre me ha costado mucho decir "te quiero". Porque no me gusta banalizar este tipo de expresiones, que acaban perdiendo todo el sentido. Por eso, las reservo de verdad para las ocasiones que lo merecen.

La primera vez que le dije "te quiero" a la ultima persona a la que quise... me tome mi tiempo, di algunos rodeos, sin prisa, en una posicion horizontal bastante comoda (igual alguien recuerda algunos post de esa epoca en la que yo tenia los codos en carne viva, para variar...), sin planes por delante, con gran esfuerzo, venciendo timidez y haciendo un poco el payaso. Tambien.

Tras la solemnidad del momento y el embarazo de mi confesion, sorpresa. 

Y silencio. 

Cara de circunstancias.

Si que "impresiono" en estas ocasiones de intimidad, pense.

Pero no: yo -pobre de mi- estaba "entregada". 

En cambio, en el interior de la otra cabeza eramos muchas mas que dos...

martes, 12 de agosto de 2014

PEREZADEPAVA...

Perezadepava está contenta, ahora que sabe que ha desaparecido de una barra lateral de un blog concreto de alguien determinado. Solo espero que eso derive de una petición especial de otro alguien, parejita, para evitar entrar a leerme con un solo clic, seguir mis pasos y convertir este lugar en algo libre, donde acudir sin miedos... Una desconocida que ha compartido cientos de intimidades, ha dado decenas de consejos y opiniones y ha formado parte de un trío sin que la tercera supiera nada se merece un respeto. Gracias!

Me gustaría dar por reproducido el post de la velocidad y el coche. Pero esta vez, con mayor intensidad y en carrera con mi descendiente, que me ha pasado la mano por la cara. Carretera de curvas, poco transitada, en un lugar que se parece tanto a esa Asia que me tiene el alma robada. Gas a tope, hasta que la muñeca no tiene más recorrido, el ruido del motor, aprendiendo lugares que no conocía. Prudente, hábil, serio y contenido, a pesar de la bestia que lleva entre sus manos y sus piernas. En mi caso, más apurada y lenta, con dificultades. Pero por poco tiempo. He decidido aumentar cilindrada y abrirme a nuevas opciones en la vida que comienzo hoy, ahora mismo, con una sonrisa en los labios y los ojos pletóricos.

Casi cincuenta kilómetros de persecución por carreteras poco transitadas y llenas de curvas, estrechas, solitarias. Una maravilla verle, ahora que sabe más que yo, que ya se lo enseñé todo y he empezado a aprender de él, ahora que me asesora en lo que mejor me conviene de cara al otoño en el que vamos a volar carreteras y yo a cumplir uno de mis sueños.

Hablando de sueños: tercera parte del post.
Casa pequeña. En el mar o en la montaña. Con perro. La raza no importa. Cultivo de tomates y una chimenea con manta de cuadros y Leonard Cohen. Una cocina grande, para hacer purés y potajes. Largos paseos, mucho sol, luz. Y una piscina, el único lujo, en la que dejar flotar mis lumbares largamente...

No dije nada de los besos y los abrazos. Pero también aparecen intercalados, por sorpresa, por detrás, sin traiciones.

Nada inasequible, no os parece?











lunes, 11 de agosto de 2014

I realised...

Hoy he recordado que para amar necesito 
respetar y admirar, 
no sé bien en qué orden. 
Coherencia.
Ejemplo y convicciones firmes.
Ideas claras,
Objetivos comunes.
Aprender mucho, de tantas cosas
y absorberlo todo.
Madurez y seriedad.
Un poco de locura.
Y que me respeten.
Algún proyecto.
Confiar como una invidente,
Compartirlo todo
Dejar ser y que me dejen.
Querer regresar a esos brazos,
Escribir notas y esconderlas,
Escuchar y que me pregunten,
Compartir todos los caminos
Y caminar hacia un lugar común.
No pensar en nadie más. En nada más...

No es tan complejo, en realidad.

Feliz cumpleaños, Vic. 

viernes, 8 de agosto de 2014

Tampoco en vacaciones...

...tengo tiempo para nada ni para nadie, puedo dejar que pasen los días y hacer lo que me he propuesto. Camino mucho, corro, duermo y medito con una música que me desplaza a la India en volandas. No puedo conversar sin prisa ni recorrer todos los caminos de este valle infinito ni ocuparme del exterior de la casa ni columpiarme en la hamaca o beber mucha agua. Imposible hacer llamadas, contactar con quien me apetece, oír otras voces, pensar, perder el tiempo o mantener el buzón a raya. Desconecto o me despreocupo. Tampoco. Es tiempo de sensaciones extrañas, de primeras veces, de mucha gente y tristeza por quién estaba hace justo un año con un alegre vestido estampado y hoy nunca más. Pero este paraíso verde es un lugar mágico y te recarga por dentro y por fuera. Aunque mañana toque mar, navegar y sumergirme. En un azul europeo...

miércoles, 6 de agosto de 2014

Calidez, risas y alegría...

Disciplinada y obediente. Cuando quiero y me apetece. Es sencillo seguir instintos e instrucciones si no te sientes con fuerza, todo te da igual, nada importa. Ocho u ochenta. Hasta los catorce ochomiles que nunca voy a subir porque no me interesan. Qué más da? Pues en estos momentos sigo al pie de la letra los consejos, previsiones y predicciones. Aunque por eso me llamen snob, algunos. Y me dejo llevar. Como lo hacía esta mañana dulcemente el agua del río helado contra mis lumbares mientras tomábamos un baño gélido, entre gritos y carcajadas. Como infantiles. Niñas grandes o señoras chicas. Ninguna aparentaba mis cincuenta, con franqueza.
 
Las cosas fluyen sin querer y así, con el consejo a cuestas, aparto todavía con furia todo lo viejo, lo antiguo y abro puertas y ventanas para que tenga cabida lo nuevo, lo fresco, lo auténtico, lo confiable. Con unas ganas que te mueres de cambiar, cerrar etapa, volver a creer, volver a querer. Sobretodo, seguramente. Esperando impaciente e ilusionada lo que entra tímidamente en forma de planes, en modo cariño, en promesas de futuro. Cómodo, fácil, hasta demasiado. No te propones nada y de pronto te encuentras entre abrazos estrechos, estrechos, de los de verdad porque son los de siempre. Risas y sonrisas de complicidad. Esa pequeña parte de responsabilidad que una siente por alguien a quien quiere desde siempre... Por quien te arranca sonrisas tiernas porque despierta alegría e ilusión.
 
Y un acuerdo tácito de compartir, tantas cosas. Simples y sencillas, como un encierro en un salón para tener un fuego y huir de la ciudad y del frío, sin más promesas ni pretensiones. Un futuro simple y todo lo demás...

domingo, 3 de agosto de 2014

Tres puntos suspensivos. Y tú...

Mucho silencio.
Tres puntos suspensivos.
Uno: me acuerdo de ti.
Dos: no puedo respirar.
Tres: incapaz de seguir sin noticias, siempre.

Respuesta: voy a desconectar.

Ansiedad y los pies plantados en el fondo, llanos.
Una noche crucial. Un par de manos.
Fundo en negro, inmóvil, en bloqueo.
Me abren los ojos. 
Aprendamos a vivir sin tener que sobrevivir.
Dame una segunda oportunidad.
Un poco de tiempo.

Adoro conjugar el verbo compartir y
Todo conduce a nuevos lugares,
Ganas de enseñar y aprender,
Dar todo sin esperar, entregarme,
Planes, proyectos, futuro.

En el paraíso verde mientras
Me preparo para el azul y
Procuro mirar a corto pensando 
En todos los caminos, en mi suerte
Infinita, en la fuerza que espero
Libar de tus brazos y de tus abrazos.

viernes, 1 de agosto de 2014

Dos sensaciones. O bastantes más...

Nunca nadie dijo que sería fácil pero hay días que resulta tan complicado... Es la misma sensación de cuando hice mi primera inmersión. Después de ser capaz de sumergirme sin pánico a ahogarme (y eso que el agua es mi medio natural), tras diferentes intentos, y me vi una decena de metros debajo, integrada en una masa azul oscuro casi negro, observé [en una verticalidad que dudaba que fuera real porque había perdido toda noción espacial] en todas direcciones, en los cuatro puntos cardinales. Y sólo vi infinitos. Oscuros. Me sentí pequeña, vulnerable, sola y en peligro.
 
Como ahora.
 
Ahora que cuando apoyo el antebrazo derecho en una mesa o me golpeo repetidamente siempre en el mismo punto, el único que me causa dolor, recuerdo que es la tercera vez en menos de un año que sufro un accidente. El primero, que de por sí fue doble, montando en un Segway. No creo que repita experiencia. Lo de caer sin protección en asfalto es un planazo que no interesa más. La segunda caída, en medio de un trote por la ciudad, dando un traspiés que me hizo caer de la acera en el momento en el que no pasaban coches, que no hubieran visto porque corríamos en la misma dirección, así que el atropello estaba asegurado. Un golpe de suerte. Y en la tercera ocasión, de madrugada, hace unas horas, celebrando con mi equipo otro cierre. Comprensible que después de más de un día completo sin dormir me fallara el brazo derecho al hacer una rueda que quedó debidamente inmortalizada y pasará a formar parte del plotter conmemorativo correspondiente. No tiene nada que ver con mis cincuenta. No.
 
Tal vez sí con los cansancios, las nostalgias y las tristezas...

miércoles, 30 de julio de 2014

Todos los riesgos...

El gran Gabo tiene un poema que comienza con algo parecido a "Con el tiempo he aprendido"...
 
Yo no escribo poemas porque lo de la obligación de la rima me corta y coarta e inquieta y me fuerza y hasta me violenta, con lo cual el mensaje que quería transmitir en algún momento se distorsiona. Porque no sé hacerlo, simplemente.
 
Tampoco soy Gabo aunque me encantaría haber redactado alguna parte de su obra y tener su visión global. Por eso le leo cuando puedo pero puedo poco por falta de tiempo y no de ganas.
 
Por supuesto, tampoco plagio ni me inspiro ni infrinjo derechos de terceros. Ni de autor ni cualquier otro tipo de derecho que se os pueda ocurrir. Esa es la razón de que el título del post no sea el entrecomillado anterior sino otro...
 
Todo esto para decir que con el tiempo he aprendido que normalmente no se puede tener todo ni a la vez. Que hay que priorizar los deseos, las ganas y también las querencias. Y que hay que respetar [sinceramente y desde lo más hondo] a los seres humanos. Hay que renunciar, a veces.
 
No es posible simultanear las cosas ni las personas [aunque haya quién lo hace] por varias razones: por sentido común. Por elegancia y educación. Por el dolor que se genera a los demás y a un# mism#. Por la mentira, el engaño, la falta de franqueza, la falsedad. Por la comedia en que se convierte la vida y por la mirada vacía que te devuelve el espejo cada mañana y cada noche. La sonrisa gris y mate que se te instala sobre el mentón sin que te des cuenta, sin percibirla. Pero se ve.
 
Además, he aprendido que, aunque en algún momento se simultaneen personas, a pesar de todo [vamos tirando primeras piedras, si os parece...], se aprende la lección rápido, se rectifica el tiro, el castigo propio es duro y se supera pero no quedan ganas de reincidir, por el miedo a doler, por las secuelas que se te instalan debajo de la piel. Por el riesgo a perder. Un# no repite errores, cuando tiene la suerte de que la vida le regale una segunda oportunidad.
 
La primera vez que te engañan el problema es de quién te ha engañado. La segunda vez que te engañan el problema es solo tuyo.
 
Por idiota.
 
Todos sabemos que la frase no es mía. Aunque me reviente reconocer que son los árabes y sus proverbios quienes la han dado a conocer.
 
Porque en la vida no siempre ganamos.
 
Tampoco podemos tener en nuestro universo a tod#s l#s amantes que nos atraen y nos gustan, para experimentar, tod#s a la vez y pasarlo bien. A no ser que entre dentro de las normas preestablecidas, acordadas y aceptadas por las dos partes contratantes [¿pero el sentido común no basta, para suplir estas normas no escritas? me lo seguiré preguntando mi segunda mitad de la vida -dure lo que dure- y ahora lo verbalizaré siempre, apelando a una deformación profesional honda e inmutable que no puedo vencer]. A no ser que decidas vivir en una orgía contínua o instalarte en el hedonismo y convertirte en un ser melífluo y vacuo, superficial, estético, plástico...
 
Todo muy respetable, naturalmente. Aquí cada cual vive como mejor le parece porque somos mayores y sabemos cuidarnos muy bien. Mucho.
 
Porque he aprendido, además, que el riesgo de todo esto [de pretender que es posible tenerlo todo a la vez y destruir a quien se nos acerca con la mejor y más dulce de las intenciones] consiste en que podemos perder lo que realmente importa, quién de verdad es importante en nuestra vida, aquel o aquella a quién hemos tenido la fortuna de encontrarnos como un regalo en medio de un camino, el futuro que ya nunca sabremos si hubiera sido, de haber sido todo honesto y transparente, como es de esperar en personas bien pensantes y educadas en los mejores lugares del mundo.
 
Lo que ya sabía de antes es que hay experimentos que no permiten una vuelta atrás ni recuperar un status quo ni volver a sentir lo mismo cuando una capa de dolor se ha instalado en el alma y ha recubierto el corazón, que late tan despacio desde entonces. Tan triste, como un puzle.
 
Qué consecuencias tan devastadoras esas horas compartidas en una cama y una ducha... Qué duro conocer los engaños y esconder los encuentros, los préstamos de objetos, las citas clandestinas y la correspondencia disimulada, borrada, archivada... Los coqueteos... Cuántas mentiras y cuántas verdades escondidas un día y otro... Qué cantidad de compartimentos estanqueizados herméticamente en los que no se podía entrar porque ni siquiera se sospechaban mientras abrías los tuyos propios para ser honesta contigo misma, compartir desde el tuétano, no caer en los mismos errores del pasado, construir algo conjunto, común, el refugio. Cuánto dolor y tantas consecuencias por agradecer... No ha salido aún, el daño. Como es de ver...

martes, 29 de julio de 2014

A mis cincuenta...

Sé qué es el compromiso. Y que lo rompan.
Y mantenerme firme.
Que me quieran bien y que me hieran.
Que me mientan y mentir, descabelladamente.

Sé lo que supone pasar una noche en vela
y un fin de semana en horizontal.
Desgastarme los labios a besos
con el corazón intacto, frío, sin sentir.

Fingir orgasmos por rudezas largas
y a cambio dedicarme horas a jugar con su piel.
Ponerme en la de los otros,
una vez y otra. Y otra. Llorar.

También he aprendido a desconfiar
por traiciones triplicadas, todas inesperadas.
Soy más fuerte y más egoísta,
porque sé que nada es eterno
y que es cuestión de tiempo...

Me han enseñado a llorar en silencio
y a entender que las mentiras matan un poco
y el miedo paraliza los avances,
lo distorsiona todo, a todos.

Me dijeron cosas imborrables
que se vienen conmigo,
a todos los lugares del mundo,
después de haber muerto en parte.

Y sé declarar lo que siento
solo con una mirada, medio gris,
por el miedo. Sin palabras.
Sin ninguna confianza, ni fe.

También sé qué es el sacrificio
y la paciencia y dar otra oportunidad.
Y otra.
Seguir preguntándome por qué...

Y equivocarme en mis elecciones,
tirar mi vida fácil por la ventana,
y descubrir que mi huida era un cuento
que ni siquiera Walt hubiera creído.

Hoy sé que los caminos fáciles están vacíos,
que las personas superficiales son peligrosas,
que soy bastante tonta, además de ingenua.
Y que sé lo que merece la pena.

A mi edad ya no me ruborizo
y puedo defender mis ideas
pensar que no puedo hacer más
de lo que hago, por ayudar.

Me conformo con una playa o un fuego,
turquesa y naranja. Un pareo y leña seca.
Un libro y palabras compartidas,
una copa de vino y algo de Bach.

Sé pasear un cuerpo amado, sin prisa
aunque la piel tenga una edad
y el corazón y la mente otra,
porque sé ver dentro, lo que cuenta.

A mis 50 queda tanto que aprender...

Un ensayo...

Te escribo para que no me olvides. 
Ni un segundo.
Es la explicación racional.

También te escribo para no olvidarte. 
Ni confundirme. 
Ni distraerme.

Necesito escribir y mantener el contacto para no rompernos.
No quiero deshacer promesas que no nos hemos hecho aún.
Quiero pensar en ti y que no dejes de pensarme. 
Ni por un momento.

Y escribirte poesías que nunca antes supe escribir.
Aunque sean malas, como de debutante.
Pero es que van cargadas de intención y candidez.
Como cuando soy más tímida que nunca.

Quiero recordar tu risa, tu pelo revuelto y tu sorpresa.
Por cada cosa, cada lugar, todos los proyectos.
Los que esbozamos con todo el miedo,
Disimulando las ganas y la impaciencia.

Quiero escribirte letras de verdad,
para que comprendas.
Aunque me pase el tiempo redactando mentalmente cómo te abrazaría...

lunes, 28 de julio de 2014

Gas a tope...

Siempre me ha gustado la velocidad. Cuando tengo algo entre manos, incluso caminando y corriendo. Me gusta la sensación, el viento en la cara, el riesgo. El galope largo [a pesar de lo violento que resulta], apurar las curvas en moto y dar gas justo cuando recuperas la visibilidad, el descenso en pistas no muy inclinadas, el crowl y la braza, los volantes. Ayer, cuando el sol bajaba en lo que en mallorquín se llama "s'hora baixa", elegí una buena carretera comarcal y poco transitada, llena de curvas. Una puesta de sol naranja como lo son los rizos de Fred, digna de una de sus fotos. Bajé las ventanillas y los remolinos comenzaron a desordenarme el pelo. Sonaba muy alto una canción francesa, luego una italiana. Muy alto. Nadie en la carretera, estrecha. Gas. Modo S. Las dos manos sujetando fuertemente el volante a las tres y cuarto. Gas. Viento. Música. Luz. La mente en blanco. Diez kilómetros. Curvas. Me fijé un momento y vi, por primera vez en ese círculo de colores que queda frente a la cara, un poco debajo, el número 181 en cifras digitales y blancas. Llegué al final del recorrido, una carretera nacional. No podía seguir así que, gesto rápido en el volante, giro impecable de 360 º [había mucho espacio] decidí rehacer el camino, repetir el trayecto, darle más gas, más que en mi primer trayecto [que había sido casi de reconocimiento] regresar por dónde había venido. El coche [sucio de ir lleno de gente la noche antes por carreteras de barro después de una tromba de agua el sábado] necesitaba un poco de alegría para ir despertando. Y yo, en modo insurgente y rebelde, un poco de riesgo. Y aquí estamos los dos, a pesar de todo...

domingo, 27 de julio de 2014

Nuevas oportunidades en cada rincón...

Sin duda es el mejor momento del año. Esta luz. La temperatura, el sol, el mar y el cielo azul.

Soy afortunada porque alguien importante me ha recomendado proactividad, mucha actividad, que actúe sin límites y que no me entretenga en compromisos. Visto lo visto, lo vivido, lo padecido [hay mentiras que vuelven todavía a mi recuerdo y me enervan...], ahora no toca la calma si no todo lo contrario. Ahora toca recomenzar, establecer nuevas normas, saltarse las reglas, devolver, iniciar una y otra vez. Que no haya dudas. Seamos honestas por una vez y dejémonos llevar, ahora que las lunas flotan sobre el mar negro y movido.

Y yo soy muy disciplinada. Muy obediente.

Mañana es un principio. Un milagro. Alguien maduro. Y rubio... :)

Queda buena gente...!!!!

Al final siempre podemos. Con todo. Hasta con lo improbable e insospechado. O con lo demoledor. Siempre salimos adelante, renovados, aprendiendo a ser nosotros mismos, el sumatorio de todas las cosas, las vivencias, las personas y lo que hemos sido antes. Una épsilon enorme.

Al final la vida está formada por capas, compuesta de etapas, con sus protagonistas y los secundarios. Mucho reparto, tambien. Hay que saber discriminar quién es quién en cada vida, claro. Porque confundir personajes y entregarse da malos resultados. Hay momentos para la nostalgia y a veces asoma una sonrisa breve, tímida, corta. Algo es algo. Otros momentos son para sacudirse de encima los recuerdos, recibir ese consejo una y mil veces repetido, oir hablar de admiración y huir hacia delante, como si el diablo nos pisara los talones. Sin mirar atrás. Para no encallarse en el perjuicio. Para no instalarse en el dolor.

Al final la vida es lo que es. Una combinación de trozos, de instantes felices y otros de profunda desolación, de errores y de reacciones tardías. Al final la vida se llena de gente que quiere ocuparse, que te cuidan, que prometen porque está todo por conocer. Se llena de esperanza y de ilusión y desaparece muy despacio el escepticismo porque alguien te susurra al oído que las excepciones rompen las reglas pero que no podemos apoyarnos en eso. No conviene. Queda buena gente...

Aquí está todo...

Acerca de los datos personales

Mi foto
Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)

Por si se pierde algo...

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