Con una canción. Podía ser de otra manera...?
De todas las versiones, la importante es esta. Las demás me encantan...
Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...
domingo, 31 de enero de 2016
miércoles, 6 de enero de 2016
Aviso de cierre, chicas...!!!
El hecho es que lo dejo. Dejaré de escribir aquí. Encontraré otro lugar, otra forma, dónde pueda expresarme sin ser estudiada. En el que me siga quien a mi me apetezca porque es buena gente, porque comprende, porque es sensible a mi evolución.
Lo cierto es que preocupa y asusta saber que pueda haber alguien ahí afuera, con muchas ganas y todo el tiempo libre del mundo, interesado en trazar mi vida con regla y cartabón, milimétricamente y con todo detalle, hasta dar con la identidad de terceras personas, ajenas a su propia enajenación. Es fácil, conseguirlo. No hay que ser hacker. Pero me pregunto por qué... De verdad, ¿por qué?
Encontrar los nombres y dos apellidos, profesión y otros datos personales de las personas que me han acompañado o me acompañan hoy... ¿qué sentido tiene? ¿qué propósito? ¿es realmente útil, mi miserable existencia? ¿es necesario, exponerles a ellos? Me lo pregunto en serio porque una cosa es ser vulnerable una misma y otra bien distinta es que tus elecciones pasen a primera fila y salgan a la luz [suerte que en todos los casos les venía siendo totalmente indiferente!].
Sé las respuestas. Las preguntas son retóricas, claro.
En fin. No voy a asumir esa responsabilidad. No voy a jugar el juego ni darle alimento a la bestia. Últimamente me está haciendo unas interpretaciones muy desafortunadas de mis reacciones que afectan a terceros. Y por ahí no voy a pasar. Ni que me desestabilice a mi ni, sobretodo, a los demás. Así que gracias, encanto... Otra vez dándote las gracias...
Qué cosas. Qué tristeza. Qué cansancio.
Ha sido generalmente una experiencia encantadora, pasearme por aquí durante tantos años y más de mil posts que me definen bastante bien [recordemos que lo mío no es impostura ni una personalidad ficticia. Lo mío soy realmente yo]. Gracias por acompañarme y leerme durante horas y horas y horas. :)
lunes, 4 de enero de 2016
Un trabajo hacia mi misma...
Estoy en un segundo y, después de estas últimas 48 horas, mis biorritmos y mi tensión arterial están instalados en el lobby del hotel. Están fuera de mi, como decía la canción de la vuelta ciclista de hace treinta años [al menos]. Si, la de José el Francés. Súper pegadiza. La buscáis, si no sois capaces de tararear el estribillo a la primera. Camino lenta y pienso rápido. Leo deprisa y escribo mucho. Mis listas, impecables. Porque nada de hacer una cosa improvisada en un trozo de servilleta, no. Nada que ver. Me han mandado deberes y mis propósitos para construir mi nuevo yo van por temáticas, cosa que obliga a desarrollar cada punto, desglosarlo y clasificarlo en alguno de los seis apartados preceptivos.
Como una pro, vamos. Me voy a introducir en el nuevo año como una bestia ordenada. Con mis cosas buenas y mis cosas malas, bien identificadas y consideradas [éstas últimas] como áreas de mejora a positivizar y seguir trabajando. Aqui nadie se deja llevar. Y fíjate bien: muchísimo menos hacia atrás. Que no, que no. Que los errores yo los cometo una vez y porque me pillan con el paso cambiado, como despistada, confiada. Porquesino! Una vez y no dos. Me sé aquello de que la primera vez que te engañan es culpa del otro pero la segunda ya es solo cosa tuya. Me lo sé bien porque no olvido mis aprendizajes, a pesar de ser un poco autodidacta con eso, pero muy metódica. Y tengo una memoria exquisita para, solo, lo que me da la gana.
Y si a mi me dan tiempo también podría convertirme en detective o en investigadora o en policía. Pero sabes qué? Prefiero vivir mi vida, esta que no me está saliendo muy bien en alguna área últimamente, que no las vidas ajenas de gentes, buenas o no, a las que jamás conoceré.
Porque si aqui venimos a chulearnos y a hablar de lo guay que nos van las cositas, pues mi lista de éxitos, de mi mejor yo y de todo lo que me hace sentir orgullosa de mi misma, es muchísimo más larga que la contraria. Pero aquí me callo. Porque me han educado en eso de que la envidia tiene el oído muy fino y mejor no despertamos a las bestias que me puedan tener ganas. Haberlas haylas. Y yo me sé guardar muy bien los secretillos, cuando quiero.
Solo diré que no han venido, los éxitos, envueltos en papel de regalo. Me los he currado todos, uno por uno. Y sí. En efecto. Estoy súper orgullosa. De haberlo logrado, de tenerlos, de sentirlo, de haberlo vivido, de serlo. Y como también sé que lo mejor aún no ha llegado, me estoy trazando unos planes de cambio de vida que, lo siento, a partir de ya tengo previsto pasármelo teta!
domingo, 3 de enero de 2016
Filofobia e imperdibles escupidos en sueños...
Acabo de publicar una entrada larguísima y me doy cuenta que se me han quedado pendientes muchas cosas que me han recomendado sacar. Mejor. Así nadie se entretiene a leer el ladrillo previo, que nadie entenderá, de todas maneras...
Así que algunos apuntes, en modo ordenadito, como a mi me gusta, con bullet points, al grano:
- filofóbica, me estoy volviendo. Si. Menuda gracia.
- he parado en medio de una suave lluvia el coche en una rotonda para tomar una foto mala, de lejos, con el móvil, a unas cigüeñas. Era un 'gracias por estar ahi y por hacerte sentir ahí, justamente, en un lugar discreto y especial'. Y me ha contestado, siempre tan snob, con un 'you can do better' y una foto mejor, nítida, más cercana, base de cielo azul. No me gusta competir. Pero me ha hecho sonreir. Voy a dejar que gane. Se lo merece.
- ayer soñé algo horrible, significativo y asqueroso, que da grima y es autoexplicativo. Caminaba por las calles de un pueblo grande que es muy importante para mi, con mis descendientes. Regresábamos a casa, buscando en coche y anochecía. Empezaba a carraspear, primero. A toser, después. En la vida real también. Me acercaba la mano derecha [recordemos que soy diestra], cerrada, a la boca. Y tosía con fuerza. Y me dolía la garganta. Y sentía que tenía algo dentro, algo que rascaba, que no salía con facilidad. Tras varios accesos de tos, sobre mi lengua aparecía un imperdible abierto. No de esos pequeños que sujetan etiquetas en marcas cool, no. Uno de tamaño medio, de unos tres o cuatro centímetros. Mi sorpresa y mi miedo, compartidos con ellos, preocupados. Y mi tos persistente hasta que salieron nueve imperdibles, de la misma medida, igualmente abiertos, rascando, rasgando, destrozándome la tráquea, la faringe, la laringe, la garganta y las mucosas de la boca. No había ni una gota de sangre, en el mundo irreal. El último engendro parido fue aún más difícil de expulsar, si cabe, porque era una pequeña bolsa de plástico transparente, del duro, del bueno, con una vuelta y su goma para pegarla, cuadradita, con sus cuatro vértices, que se clavaban. Dentro, dos imperdibles. Cerrados.
- que cada uno concluya lo que le parezca, acerca del sueño. Yo lo tengo clarísimo. Pero abro turno de opiniones, que serán agradecidas como corresponde.
- estoy escuchando esta canción, mientras escribo este post, y he dejado reposar mi cabeza hacia atrás, moviéndola ligeramente a ambos lados, siguiendo el ritmo, mientras sonreía. Creo que me recuerda a mi misma. A mi peor yo. Al más solitario, abatido y desconsolado.
- empecé el año bailando...
Época de oportunidades, dicen...
Es época de muchas cosas, ésta. De listas de propósitos y de nostalgias. De oportunidades y de vacíos. De pasos atras para coger carrerilla e impulso. Cigüeñas, consejos, rocas extraterrestres, masajes relajantes, lesiones musculares, música para meditar, agua para flotar y larguísimos paseos por la playa. Época de aprendizaje y de definición de papeles, roles y esperanzas. La década arranca guerrera, con ganas y mucha fuerza. Ocasos y cartas de despedida, actitudes mucho más que prudentes, miedo a volver a errar, a confiar, a entregar el alma y también el cuerpo. Espacio, tiempo, silencio, interior, a corto, de frente, seguir, un paso, inhalar, llorar, pensar poco, listar objetivos, desaparecer, huir. Escapar. Todos los sinónimos.
Reviso el pasado inmediato en busca de respuestas. Sería bueno conocer los errores para no recaer, repetir y volver a cometer idéntico delito. Entro un poco en bucle. Escucho las voces de quienes me aconsejan calma, meditaciones, aprovechar el momento para salir reforzada, mirar hacia adelante y dejar atrás lo vivido. A veces me está faltando el aire, entro en pánico y esquivo peor que mejor las crisis de ansiedad. Me rumbo sobre una mullida alfombra gris, de cara a la ventana, y hago respiraciones de manual, dejo mi mente en blanco y atraigo pensamientos positivos. Cuando falta la ilusión no es sencillo conseguirlo. Gano tiempo. El tiempo me mejora.
Y la vida se ríe un poco y mi cuerpo se lesiona. Cambio de planes. Si no puedo correr tendré que quemar de otra forma, dedicar el tiempo a otras actividades. Y lo voy haciendo, sin grandes proyectos, sin pensar casi. Ahora como algo, mal. Ahora duermo media hora. Me masajean. Floto. Sudo en seco, con las cremas que hacen que brille toda mi piel. Estiramientos. Música, todo el rato. La misma que hace dos veranos. Y muchísimo silencio, porque no hablo con nadie. Unas copas de vino tinto, que es zona de viña.
Así me recargo. Sé que me funciona. Sé que volveré diferente. Con mis listas en una libreta, escritas a mano con rotulador rojo, que pierde tinta y me mancha los dedos, de tantos vuelos que ha tomado, acompañándome. Parezco una estudiante de EGB, 'like a teenager' como me dijo mi descendiente menor la semana pasada. A pesar de mi edad, qué vergüenza ser capaz de adelantarla en una montaña blanca, vestir unos vaqueros y jerseys como ella, como los suyos, que nos intercambiamos [la parte superior. La inferior ni en broma, gracias a Dios para ella]. Voy suspirando, extrañando, intentando visualizarme dentro de tres meses, por ejemplo, o más. Imposible. No sé hacerlo. No creo que deba, tampoco. No ahora. No hoy. No aquí.
La idea de la última década sigue dando vueltas en mi cabeza. Sin renegar de nada ni de nadie, sino todo lo contrario, no me convence. Nada. Los tumbos, los viajes, las fragilidades, las pruebas y experimentos, las frustraciones, los compromisos y los engaños, las traiciones y las soledades. No. No me han gustado.
Al menos sé lo que no quiero, verdad? Es medio camino hacia lo que voy a ser de mayor, quién seré en adelante, cuando consiga salir de este pozo negro, profundo, estrecho y húmedo...
jueves, 31 de diciembre de 2015
Cuidado conmigo. Mucho cuidado...
Viajar despedaza la rutina. Despega, separa. Repetir aeropuertos me reconforta y visitar alguno nuevo me alerta todos los sentidos. No acabas de saber bien al lugar al que te diriges y sin embargo caminas con el paso seguro y una prisa moderada, razonable. No sé por qué, en realidad.
Tengo ganas, como siempre, de llegar. Instalarme, convertir el lugar en mi casa, intentar memorizar el nuevo número de habitación [últimamente tengo un truco infalible, con tantos hoteles: siempre llevo conmigo el envoltorio de cartulina que suele acompañar las tarjetas magnéticas, con todos los datos, dirección incluida], mirar por encima del hombro algún mapa, conversar en recepción para sugerencias y empezar a perderme.
Hacia afuera, al volante, paseando, alguna carrera al trote corto, explorando horizontes muy amplios para que la vista se pierda, el olor a mar se instale en mi memoria, el tiempo discurra.
Hacia adentro, revisando a fondo la última década de mi vida, que no me está gustando; haciendo listas de lo mejor y lo peor, lo que sí y lo que no, quién se queda y quién saldrá despedido y acompañado hasta la puerta principal, como mandan los cánones más elementales de educación, qué ilusiona y qué me mantiene indiferente.
Año del mono, este que empieza. Malo para nuevos proyectos, pésimo para nuevas asociaciones, convulso y extraño. Al menos para los dragones de madera, por lo que he podido leer.
Con todo esto saldrá una lista real. Este año no será figurada, ni un pensamiento breve con un par de conclusiones: haré esto y esto, me apetece lo otro, me gustaría vivir lo de más allá... No. Este año no. Porque he aprendido que hay personas que no son lo que parecen. Y eso ha sido un descubrimiento infernal. Porque ahora, además de un animal que ha sobrevivido y es peligroso, soy un monstruo desconfiado, que no tiene nada que perder.
Colecciono despedidas, palabras no dichas y heridas abiertas. Miedo, me doy...
martes, 29 de diciembre de 2015
Me apetezco distinta...
Se van pasando los días pero el año no acaba. Se alargan los días y la luz pero anochece tan temprano... Se me acumulan las letras en las yemas de los dedos y no tengo pantalla grande a mano, así que van guardando cola, en orden, pacientes. A veces dicen que me repito. Supongo que tanta sílaba inventada acaba tomando asiento en mi léxico particular y calcifica. También dicen otras cosas de mi, es verdad.
Pero conste que mis repeticiones no llevan mala fe...
Pero conste que mis repeticiones no llevan mala fe...
Me muero de ganas de quedarme a solas, en el vértice de este año raro, en el que aprendí a no ser yo, para listar [diría sin equivocarme que por primera vez] lo que quiero ser a partir del día en el que regrese a la normalidad que ya no añoro, quién quiero ser, cómo voy a manejarme en adelante. Porque hay algo claro, ahora mismo: me apetezco distinta. Completamente. Renovada, nueva, limpia, como virgen.
No reniego ni me arrepiento. No uso la palabra "error". No quiero mirar hacia atrás [lo último que leí antes de ponerme a teclear casi con violencia, en cada letra, fue de Carlos Ruiz Zafón en su La sombra del viento: "nada engaña más que los recuerdos"; paradójico, ¿verdad?]. Todo está bien así, como está ahora. Nada de lo que renegar o lamentar. Nada.
Quizá diera pocos besos y escuchara menos de lo debido. Vale. Tal vez se me escapó prestar más atención, retener información, ser más empática. Bueno. Pero a veces una necesita un signo, un aviso, algo que permita rectificar esos detalles y convertirse en alguien mejor. Quiero ser mejor. Siempre.
Me contaron que los dragones de madera requieren de alimento diario. Soy dragón de madera y sé que lo que agradezco, lo que me atrapa, aquello que me mantiene interesada sinceramente en algo, alguien, es que me nutran de una manera especial que ni siquiera yo conozco. Ese don lo han tenido muy pocas personas en la vida. Y con ellas me quedé, comprometida, no sé por cuánto tiempo, pero sí de qué manera. Y ahora sólo sé que o estoy o no estoy, con alguien. Aunque se empeñen en lo contrario, sea lo que sea.
Hay muchas cosas que me encantan. Hay muchas cosas que hace mucho tiempo que no siento. Y hay muchas cosas que voy a empezar a sentir...
miércoles, 23 de diciembre de 2015
Dime... tu recuerdo ¿se olvidará de mi...?
Con orgullo manifiesto que soy del 1,3% de la población mundial que no ha visto Star Wars en ninguna ocasión. Ya sé que no tiene ninguna importancia, pero eso hace que no entienda la mitad de las bromas que circulan por el mundo, junto con frases que no tienen ningún significado para mi. Un poco outsider, como siempre.
Últimamente me encanta abrazar. Me pego cual lapa al primer tronco con extremidades que se me aproxima en son de paz. A veces hasta tengo que pedir que me abracen, especialmente si la persona es más alta que yo y puede envolverme bien. Cosa fácil, por otra parte. Y los retengo, de manera que cuando hacen el amago de finalizar un abrazo cortés, yo sigo pegada cuerpo a cuerpo como una legionaria y estrecho aún más el contacto, me balanceo, aprieto, huelo el pelo o el cuello. Y al final comprenden que no quiero acabar, que quiero seguir, que necesito por lo menos esos 20 segundos magníficos que te regeneran y te regresan energías perdidas, de esas que ahora a mi me escasean. Un poco. Sin exagerar.
Abro horizontes y no niego nuevas aventuras, sino todo lo contrario. Me encantaría ser artista y expresar lo que danza detrás de mi vientre, bajo mi cabeza, entre los brazos, abiertos. Me gustaría comprender a algunos filósofos, el mecanismo mental que nos gobierna, cómo funcionamos y por qué extraña razón subimos y bajamos de un vagón de tren y de montaña rusa. A veces, con explicaciones. Otras veces en silencio y sin comprender nada.
Conozco el funcionamiento: al principio, en shock, falla la respiración, la mente se nubla y solo emites suspiros largos y profundos. Luego pasas a estar ausente, separada de tu cuerpo o al revés: tu cuerpo está en algún lugar y la cabeza en stand by, para no sentir, para no llorar, para no estar y largarse sin despedirse, a la francesa, como las tortillas. Luego, punto muerto, indiferencia y otros pasos como la furia, el dolor, la apatía y las lágrimas sueltas. Hablas y hablas y la pena continúa. Intentas abrir nuevos horizontes y una solo espera señales de vida de una sola persona en toda la humanidad. Suele guardar silencio. Si no lo guarda, a veces es peor. Te dejas llevar y pasan, pesadísimos, los sesenta segundos que componen cada minuto de esos sesenta que dan una hora, detrás de otra. Y así. Puedes contar los días mentalmente, desde que no tienes contacto, desde que te baña el desespero.
Intentas borrar los recuerdos. Y, triste, te preguntas cúando, en qué momento tu recuerdo se olvidará de mi...
martes, 22 de diciembre de 2015
Bonitas coincidencias, como la M...
Que durmiendoenloscoches.blogspot.com considere que mi comentario improvisado en uno de sus posts suena a Rilke o a Milton me ha hecho dar una voltereta carpada hacia atrás, finalizada en plancha. Un lujo, viniendo de esa mujer que escribe como los ángeles de cualquier asunto, que hoy agradezco con lágrimas en los ojos y el alma convulsa.
Me pregunto tantas cosas que me resulta imposible aparecer aquí con la cabeza alta y contarlas. Sí. Me las pregunto. Cosas serias, muy grandes, decisivas y un poco determinantes. Que por el momento he compartido con dos personas, cuya compañía también agradezco con emoción sentida. Las dos tenéis un nombre que empieza por M...
Y no hablaré de sigmas ni de epsilones [qué plural más feo, ¿no? igual no es correcto, pienso...].
No me sirve que me digas que no piense tanto. Anda, que nos conocemos. Sabes que lo hago, que no dejo de hacerlo, que va en el ADN, en mi código genético, en mi ácido desoxirribonucleico... Que hay cosas que nunca cambian, aunque no quieras acostumbrarte.
Podría hablar [con conocimiento de causa, con efecto] de soledades, miedos, lágrimas y frío. De terrazas abiertas en plena ciudad y palabras escritas, adivinando. De la noche sobrevenida entre esperas y de tiempo libre. De momentos de disimular sonrisas, ganas, interés, de reír a carcajadas. De casualidades, de personas que me siguen y de alguna manera me cuidan. Aunque, francamente, nada en el mundo pueda ilusionarme y devolverme la sonrisa, por el momento. Nada. Ni nadie.
Tengo la cabeza enredada, llena de trozos de papel, algodón y lana de colores. Tengo que pensar. tengo que decidir. Tengo que llorar un poco más, porque solo salen lágrimas sueltas, de momento. El grueso está aquí dentro, entre el esternón y la frente. Miedo me da que salga, cosa que sucederá cuándo nadie me vea [sube al desván?, que dijo el marido de Ana Belén, por ejemplo]. Y es que yo, a solas, me doy un poco de miedo...
lunes, 21 de diciembre de 2015
Hoy hablo de la perfección...
Hay que caminar, sencillamente. Inevitable pensar en la perfección, en lo que descartamos, queda atrás, no interesa, incomoda, presiona y/o molesta. No es tan sencillo, en realidad. Hay quien habla de un diez por ciento. Esas serían las opciones reales de dar con un alma gemela, similar, compatible, que coincide. No es mucho, claro. Pero pensando que este planeta está poblado por algo así como más de 7K millones de seres humanos, la cosa mejora. Te puedes poner positivo como los protones rápidamente, nerviosa como la cola de una lagartija despegada del resto del cuerpo o contenta como a quien le informan que los tratamientos funcionaron y no hay presencia de células malignas. Si, sería algo así... La felicidad, digo.
Los caminos se llenan, a veces. Se vacían, otras veces. Se hacen acompañada, como miles de pequeños gestos nos recuerdan a diario. Hasta te vuelves outsider en alguna ocasión, porque de tanto retener el aire, las palabras y los gritos, explotas un poco y tratas de quedarte con lo que no se debe guardar. Quieres soledad, simplemente. Y así nos luce el pelo, cuando no encontramos nuestros propios papeles. Pero eso no es lo que importa, en realidad. Hay que mirar hacia adentro, suavemente, para disponerse a estar en condiciones más que aceptables hacia afuera, y retomar el camino.
Nos fallarán las fuerzas. Tendremos dudas negras como cuevas. Daremos pasos hacia atrás [a pesar de lo que dijera el Ché]. Lo observaremos todo con algo de desconcierto. Nos regeneraremos. Acabaremos por encontrar razones y motivos e ilusiones en cualquier rincón, sobrándose, como esparcidos. Y todo continuará plácidamente porque volveremos a ser la persona fuerte que somos, la superviviente que hemos creado con los años, la imperfecta...
viernes, 18 de diciembre de 2015
El cosmos y las posibilidades infinitas...
Este cosmos... nos quita y nos devuelve tantas cosas cada día, caprichosamente. A veces es realmente difícil seguirle el ritmo y que la mente se adapte a la tormenta. Y me sigo sorprendiendo al saberme cuerda, todavía. Al ser capaz de amoldar todo cuanto sucede a esta cabeza loca, mejor y peor, algunas veces. Va como va, es algo que toca y que yo no sé disimular, ni quiero hacerlo.
Hurgo entre las posibilidades infinitas que se abren cada día ante nosotras y aparecen flotando cosas que ilusionan, aunque pueda parecer lo contrario. Miles, en cada esquina. Grandes y majestuosas, solemnes y significativas, hasta el más pequeño de los detalles, como una caricia en la mejilla mientras hablamos o una larga mirada a los ojos [con lo que me gusta a mi mirar a los labios, para leerlos, mientras hablo].
Hay motivos y razones, ganas y fuerzas todavía, opciones y posibilidades, distintas, renovadas. Habrá que ir atacando con prudencia para hacerlo mejor que nunca, mejor que antes, mejor que ayer...
miércoles, 18 de noviembre de 2015
Tú tira de fe...
Sí. En caso de duda, tira de fe...
Como ir en estos tiempos a Atocha a pasar la jornada, con la que está cayendo. Tomar el primer vagón y sentarse en el 13A. Sin miedos, entre risas, ninguna pena, ganas de regresar. Lo sé aunque no haya llegado aún. Perfectamente.
Cada día compramos fichas para que la vida vaya acontenciendo de alguna forma. Decidimos, sin querer, sin tomar conciencia, ignorando la repercusión de nuestras acciones y omisiones. Sobre el futuro y sobre este presente que vivimos a bocanadas, muriendo de ganas y de impaciencia.
De lejos, pero quiero ser cariñosa y acompañarte. Llenándote y convenciéndonos de que estamos porque queremos, lo sabemos, renovamos, cada día. Compartiendo y renovando, mientras construimos, definimos, afinamos.
No voy a meterme contigo, no. Voy a meterme dentro de ti...
lunes, 16 de noviembre de 2015
Sí, tengo ganas de ti...
Como si los segundos se pegaran a la esfera del reloj
y el tiempo estuviera suspendido.
Como si los trámites que me separan de ti tuvieran algún interés.
Como si lo que siento en el estómago fuera hambre.
Y fuera capaz de contener las ganas de que me abraces.
Voy a seguir disimulando mis ganas de verte, esta mañana.
Queriendo cambiar todas las citas y borrar mi agenda,
cancelar mis vuelos, para quedarme.
Inventando maneras de ganar tiempo y dedicárnoslo,
escondiéndome de todas las cosas que hacer.
Suspirando y resoplando al oír tu voz cada vez que llamas,
erizándome y encogiéndome, con los nervios de la primera vez.
Estoy sentada y pienso. En tus amenazas para hoy
y en todas las que vendrán. Tenemos que hablar, sí.
De tus sueños y tus miedos, de los planes y hacer listas
de lugares que no podemos dejar de visitar, de todo
lo que vamos a querer compartir, con tanta prisa.
De las ganas que tengo de ti...
y el tiempo estuviera suspendido.
Como si los trámites que me separan de ti tuvieran algún interés.
Como si lo que siento en el estómago fuera hambre.
Y fuera capaz de contener las ganas de que me abraces.
Voy a seguir disimulando mis ganas de verte, esta mañana.
Queriendo cambiar todas las citas y borrar mi agenda,
cancelar mis vuelos, para quedarme.
Inventando maneras de ganar tiempo y dedicárnoslo,
escondiéndome de todas las cosas que hacer.
Suspirando y resoplando al oír tu voz cada vez que llamas,
erizándome y encogiéndome, con los nervios de la primera vez.
Estoy sentada y pienso. En tus amenazas para hoy
y en todas las que vendrán. Tenemos que hablar, sí.
De tus sueños y tus miedos, de los planes y hacer listas
de lugares que no podemos dejar de visitar, de todo
lo que vamos a querer compartir, con tanta prisa.
De las ganas que tengo de ti...
viernes, 13 de noviembre de 2015
¿Sabes qué es lo que persigo...?
¿Sabes? siempre he perseguido lo mismo...
Un poco la frase manida de vivir dejando a los demás con su existencia, sin intereses extraños en conocer, fiscalizar o controlar la vida ajena. Recibir el respeto que procuro ofrecer, obtener de regreso la misma moneda.
Tal vez también persigo, dándome cuenta, que se me haga un seguimiento normal [¿definimos normalidad?], habiendo encontrado el equilibrio [sí, es muy difícil, mucho. Pero posible. Lo sé. Lo he tenido] entre estar presente en otra vida sin ahogar, dejando espacios sin parecer indiferente, que corra el aire oxigenado de las montañas más altas y que solo apetezca volver, mostrar interés real sin que se perciba como exceso de control. Vivir aparte, vivir conjuntamente. Compartir todo porque en mi alma no hay alternativa, nadie mejor, ni sustitutivos...
Una vez me enseñaron algo muy valioso, que voy a reproducir aquí como homenaje a una larga amistad cortada tras una década. "No olvides nunca que voy a saber de ti lo que tú quieras contarme". Puede parecer sencilla pero es sabia. Y simple. Podrás mentirme o decirme la verdad. Podrás esconderte detrás de silencios y yo también. Podremos mantener jardines particulares, íntimos, ocultos, o compartirlos con todos sus detalles. Podrás traicionarme y reírte a mis espaldas el resto de tu vida. Deslizarte sobre labios ajenos o introducirte en otras camas, por ejemplo. Ser infiel con tu piel o con tu alma, tu mente [¿abrimos el debate eterno de qué duele más, si un enamoramiento físico u otro más etéreo, espiritual y mental?]. Y eso depende únicamente de nosotras mismas. En la amistad, en todos los campos.
He aprendido a vivir sin que se me pidan explicaciones que no quiero dar. A compartir casi todo porque va en mi naturaleza expansiva y confiada que no aprende y se va entregando. A estar sola sin dramas sino todo lo contrario. Y me han enseñado a tener miedo, estar preocupada, desconfiar y prepararme por si algo ha de venir. Ahora sé que esta vida es muy frágil, las personas cambiamos, nuestros entornos se renuevan una y mil veces y que mi cabeza y mi corazón persiguen un combinado explosivo de estabilidad y emociones que no resulta nada fácil de encontrar.
Y lo mejor de todo es que viviendo sigo aprendiendo tantas cosas de mi vida y de la que quiero vivir en adelante...
jueves, 12 de noviembre de 2015
He cometido un error... (o los imbornales...)!!!
He cometido muchos, en realidad. Muchos. En esta vida larga.
Me he puesto en manos de quién no lo merecía. He confiado en las personas equivocadas, me han confundido y, sobretodo, me he dejado engañar reiteradamente, de manera sostenida en el tiempo, en el número de ocasiones, en las oportunidades. He dado en prenda mi corazón para que lo mimaran y, alguna vez, lo destrozaran. Sí. Me lo han devuelto roto, alguna vez. A lo largo de los años he tenido tiempo de errar varias veces, que repetiría o no.
Pero esta mañana, a media mañana, he cometido un error grave. Un 404, en jerga informática. Un fallo monumental, por no escribir expresiones coloquiales malsonantes que encajan mejor y que todas tenemos en mente. Sí. Me he equivocado. Mucho.
En público y bajo la luz del sol. A media mañana y en plena calle estrecha de un barrio de la ciudad. De pie, mientras te abrazaba largamente, fuerte, pegándome a ti, de pies a cabeza. Cuando he introducido mi cara entre la capucha de tu chaqueta, tan suave, y tu cuello, más suave aún. Cuando te he olido y te he llenado la piel de besos. Mientras te respiraba sonriendo, recibiendo de regreso tu risa y tus labios caminándome la cara y los ojos y la boca.
Me he equivocado. Nunca debía haberme acercado a ti. Tampoco tenía que haber cedido a tu mirada. Porque desde que lo hice, a media mañana, a plena luz y de pie en plena calle, no consigo dejar de pensar que te deseo como nunca nadie antes provocó en mí estas ganas de seguir besando y abrazando y fundiéndome contigo durante horas y esta media vida que puede estar quedándome.
Intento seguir con mi vida normal [si es que lo es o lo ha sido alguna vez] pero no consigo desprenderme de estas ganas de ti que se me han quedado adheridas a los labios y que llevo conmigo desde que me dieras el primer beso...
P.S.: hoy he aprendido una palabra nueva, que me has enseñado tú: imbornal. :) ¡Gracias!
lunes, 9 de noviembre de 2015
Un espacio para tantas cosas...
No es un lugar. Es una burbuja. Suspendida en el cosmos, en algún lugar indeterminado del que cuesta regresar. Es un espacio en el que se siente, se vive y, sobretodo, se ríen lágrimas. Y se lloran, alguna vez. ¿Por qué no había de ser así? Se comparte lo bueno, lo excelente y lo exquisito y también alguna sombra, algún miedo, recuerdos, fugazmente. No se niegan ni se reniega porque la unión nos hace fuertes y lo que viene de fuera ayuda a apretar más intensamente el abrazo.
Esos abrazos que exceden deliberadamente de los veinte segundos, en los que nos instalamos dándonos la vuelta, esperando las microsensaciones que se producen en la horizontalidad de nuestros cuerpos, mientras bajan los biorritmos y crece el bienestar. Los ataques de risa que hacen difícil deglutir líquidos [microdifundidos a la cara, incluso] y sólidos cuando nos sorprenden a media ingesta, como criaturas. Los que irritan la garganta y hacen carraspear durante horas. Aquellos que nos humedecen los ojos y nos liberan completamente de cualquier tensión, tal vez física.
Las canciones y sus estribillos que introducimos en cada conversación, volar [de día o de noche] en moto por la ciudad como si yo fuera tu mochila, asida a tu espalda por encima de tus hombros con mis brazos, con las piernas enlazadas sobre tus caderas y apoyadas en tus muslos, asegurada, segura, a pesar de la velocidad y de mis repetidas advertencias [ya sabes que si algo sucede la que saldrá literalmente volando seré yo...]. Reduces un poco, mi casco golpea suavemente contra el tuyo. Maldita cruz. Quiero regresar a mi isla griega. Contigo, naturalmente.
Primer destino superado. Consensuado deprisa. Y un segundo. Y los que han de venir...
miércoles, 4 de noviembre de 2015
Sepa usted...
Sepa usted que la echo de menos
a pesar de verla casi cada día...
Que me muero de ganas
de besarle despacio, muy despacio,
toda la piel del cuerpo,
de hacerle cosquillas y
jugar al escondite de los besos,
de que me hable del pasado
para comprenderla mejor y
saberlo todo.
Sepa usted que la deseo y
que la adoro un poco, también...
Que no dejo de darle cuerda al reloj
para que me acerque a la nueva cita
y llegue el encuentro en el que
comérmela a besos, a bocados,
durante las noches enteras y
a oscuras, llenarla de abrazos y
envolverla, inmóvil, con caricias
que le erizan toda la piel. Toda.
Sépalo usted y no vaya a olvidarlo nunca...
P.S.: éste es el post número 1001, a lo largo de los años, de media vida y de tanta gente. Sigo en pie. Más fuerte que nunca. Contra todo pronóstico, ¿cierto? :)
a pesar de verla casi cada día...
Que me muero de ganas
de besarle despacio, muy despacio,
toda la piel del cuerpo,
de hacerle cosquillas y
jugar al escondite de los besos,
de que me hable del pasado
para comprenderla mejor y
saberlo todo.
Sepa usted que la deseo y
que la adoro un poco, también...
Que no dejo de darle cuerda al reloj
para que me acerque a la nueva cita
y llegue el encuentro en el que
comérmela a besos, a bocados,
durante las noches enteras y
a oscuras, llenarla de abrazos y
envolverla, inmóvil, con caricias
que le erizan toda la piel. Toda.
Sépalo usted y no vaya a olvidarlo nunca...
P.S.: éste es el post número 1001, a lo largo de los años, de media vida y de tanta gente. Sigo en pie. Más fuerte que nunca. Contra todo pronóstico, ¿cierto? :)
jueves, 29 de octubre de 2015
Retos...
Si. Desde tu advenimiento la vida se me ha llenado de retos.
Ahora quiero ser la primera en casi todas las cosas, en crear sentimientos, vínculos, proyectos y futuros. Excusas para que el tiempo pase y podamos compartirlo, más allá de cualquier obligación que nos separe, como ahora. Cada día, cada noche.
Me apetece enseñarte el trozo de mundo que conozco y, sobretodo, descubrir todo lo que me falta. Contigo. Y verte reir con lágrimas en los ojos, explotando de alegría y de felicidad. Saber que intentas ganar por todos los medios, en todas las cosas que hacemos. Ver tu cara cada vez que lo consigues.
También me gustaría sorprenderte con una palabra, el silencio adecuado o la caricia en el punto justo. Sabores nuevos. Quizá tenga que demostrar algunas cosas, todavía. No quiero dar pasos en falso y me apetece tenerlo todo bajo control, que nada me altere y caminar contigo. Cruzar la ciudad solo para ir a por algunos de tus besos, para que me abraces, tardar dos minutos en desnudarte y quedarme en silencio mirándote. A los ojos. A tu sonrisa. Tu piel.
Desde que llegaste a mi vida, la llenaste de sol y de risas y de ilusión... Y de franjas. Que son un reto enorme...!
lunes, 26 de octubre de 2015
Improvisamos una cama en el sofá...
Nos construimos una cama en un sofá, al que quitamos los grandes cojines de la espalda y los colocamos en vertical para hacer más amplio el espacio. Nos cubrimos con las mantas y apagamos todas las luces. Solo nos quedó el fuego y una lista de canciones llamada Calmmm. Sonaron todas hasta que acabaron y el silencio absoluto nos pilló a oscuras y con las llamas apagadas. Las de la chimenea, quiero decir.
Me pasé la noche abrazándote y, ya de madrugada, decidí continuar, comenzar el descanso, en la cama. No contaba con tus miedos y tu desconocimiento del lugar, así que fue un regalo que decidieras seguirme y continuar abrazándome. Tengo agujetas en todas las extremidades y articulaciones.
Podría ser por culpa de la risa... Podría ser. Tantas veces como han sobrevenido los ataques, intensos y tremendos, adolescentes y primarios, liberadores y relajantes, por sorpresa y cualquier cosa. Una delicia vernos llorar...
sábado, 24 de octubre de 2015
Fuego, mantas y tú sonriéndome...
El fuego crepita, enorme. Duermes en mi regazo. Respiras intensamente, en un ritmo perfecto. Sonríes en pequeño y se nota que estás bien bajo mis caricias, sobre mi manta de cuadros, debajo la tuya. Nos espera una cena aqui al lado y sé que no sabrás qué elegir de la carta porque todo es demasiado tentador. Estudio y me gustaría dormir. Presiento que la noche será muy corta, estarás a tope de energía y mañana nos escuecerán los ojos al despertar. El fuego se refleja en tus rizos dorados, en tu piel morena, en tus facciones perfectas. No suena Cohen. Solo el silencio de este lugar a esta hora, hoy precisamente...
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- spark
- Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)