El día de la visibilidad he elegido el encierro. Con tres vueltas de llave, persianas cerradas, porticones ajustados. Un contrasentido, una paradoja. Y qué más dará?
Alguien muy sabio me dijo no hace mucho que reflexionaba acerca de algo simple: si vivir es esto, no me interesa. Parafraseo de memoria y la tengo escasa, floja y mala. Así que podría no ser exacta, la frase. Pero sí lo es el sentido, el mensaje. De eso estoy muy segura y convencida. Sin fisuras.
Porque la escuché sorprendida. Más que eso: estupefacta. Me abrió un mundo de posibilidades, de opciones y de puntos de vista que antes no había explorado. Seriamente y en primera persona, quiero decir.
Y es así. Los días en los que te sientes tan sola es cierto que valoras qué hacer con este desinterés profundo por ir avanzando entre zonas grises y sin ningún interés o ilusión. Dando patadas para que el reloj y sus horas vayan pasando, como pacientes en una sala de espera. Cómo hacer. Cómo gestionar los horizontes...
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