La Vida va de equilibrios, de contrapesos…
Te regala días de risas intensas e inesperadas, de conexiones y una suerte de felicidad extrema. Y no puedes cerrar la boca por la sorpresa.
Al día siguiente te arrebata hasta la resaca dulce y te entrega tensiones, retrasos o lo contrario, energías raras, tormentas de verano y errores estratégicos, además de navegadores que se pierden dentro de sí mismos cuando más los necesitas.
Volver a casa cantando muy fuerte a la Trevi, de noche muy tarde, muy negro, por carreteras secundarias por las que sorprendentemente nunca había pasado antes tiene su gran qué. Aunque el concierto previo fuera de directo flojo.
Contrapesos que están marcando este verano raro: mi felicidad va por semanas alternas. La próxima debería volver a alterarme. Pero pondré todo el empeño en que sea feliz y no vuelva a entristecerme.
Hay cosas [y sensaciones] que [a Dios gracias] terminaron, al fin…
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