Aquí se viene a jugar con las palabras. A vaciar nostalgias. A comprender miradas y silencios. A compartir sin disfraces. Con seudónimo pero el alma verdadera...

martes, 7 de julio de 2020

Hábitos, rutinas, mentiras y propósitos...

Las rutinas son balsámicas, como la repetición de movimientos. Los hábitos se adquieren repitiéndolos por más de 21 días. O eso dicen. Los apegos y el cariño [también, o quizá sobre todo, a las personas] quedan incluídos en esa categoría.

Trato de incorporar a mi vida de cierre y deconstrucción nuevos hábitos y rutinas, sigo mis propósitos despacio y con cuidado, intento comprender lo que me conviene y lo que no, sé que no debo precipitarme aunque la naturaleza me contradiga y me empuje. 

Me aparto cuanto puedo de los ruidos, el caos, los desórdenes. También de las personas ruidosas, caóticas, desordenadas. Necesito calma, aburrimiento, paz. Solidez, probablemente. Y consistencia.

He incorporado un descarte, por ejemplo. No a las mentiras. Nunca mais. Ni las piadosas, ni los olvidos, ni las omisiones, ni el "es que yo no quería que...". Y comienzo por mi. No es negociable.

Quizá lo más bonito de este proceso complejo es precisamente eso: saber que no estoy lista para miles de cosas [y ni pensar en precipitarme al error como alguna vez antes] y, sin embargo, sé que apuesto por la honestidad y la autenticidad, por lo que considero el micro compromiso de no salir huyendo al primer desencuentro, por prohibirme alejarme de toda la verdad. Y nada más que la verdad.

Solo quiero en mi vida personas así...

Sé que cuesta hablar mirando a los ojos. No sé si es mi timidez o mi inseguridad o mi estado actual, pero Titán y sus esfuerzos a mi lado sería un aficionado. De frente, eligiendo las palabras, gestionando verdades que duelen, buscando respuestas, soluciones, herramientas.

Y así, despacio, un día tras otro, acostumbrándome a lo que soy, haciéndome a la idea de lo que tengo, proyectando el sendero que después seguiré como si fuera a llevarme al fin del mundo. De hecho, si sale bien, es el tramo final de la ruta, verdad...?

3 comentarios:

  1. Yo creo, S, que, si sale bien, no hay final de la ruta. Y puede parecer que el camino es como el suplicio de Sísifo, puede... Pero no. Cuanto más avanzas, más leve es la roca. Al final es arenisca en el bolsillo: ya nada pesa. Y la ruta sigue. Y sigue... Aprendamos en el viaje lo que hay que aprender: libres de equipaje como los hijos de la mar. Lo escribió Machado.

    ResponderEliminar
  2. Inercia, Vic. A eso se le puede llamar vivir por inercia. Y no. Verdad?

    ResponderEliminar
  3. El conductismo, lo establecido... Y no. Qué es el final ruta? Estamos añ principio de todo. Y en el principio seguiremos porque la vida solo es principio. Cada segundo, cada paso... Estoy así, S.
    Un beso

    ResponderEliminar

No serás de l#s que creen que intimido y por eso no comentan nunca, ¿verdad? :) ¡¡Venga!! ¡¡Anímate!!

Aquí está todo...

Acerca de los datos personales

Mi foto
Si. Claro. Cómo si fuera tan fácil hacer una definición completa y, además, ecuánime de una misma a estas alturas de la vida... Creo que, por lo menos, necesitaría un fin de semana. ¿Hace? ¿Si? :)

Por si se pierde algo...

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Number of online users in last 3 minutes Number of online users in last 3 minutes